Martes, 28 Enero 2014 09:20

UN BANANO…28-01-14

 

Antes de la caída del muro de Berlín, el 03 de octubre de 1998, cuando los alemanes orientales o comunistas eran visitados por sus familiares alemanes occidentales o democráticos, para las fiestas de Navidad, les pedían a estos últimos que les llevaran cualquier cosa de regalo, ya que en razón del desabastecimiento y del racionamiento habían grandes necesidades, sin embargo, el regalo más valioso que uno les podía llevar al otro lado del muro era un simple banano, de esos mismos que en nuestros campos la gente usa para alimentar a los cerdos.

ESCUCHAR COMENTARIO


Uno se pregunta: ¿Por qué será que los 30 pueblos con el mayor desarrollo, según las Naciones Unidas, son países con un sistema alternativo, democrático y de libre empresa y que los pueblos más pobres del mundo son países que escogieron la senda política del totalitarismo y del colectivismo? Corea del Norte, Cuba y Nicaragua son buenos ejemplos de ello…
Al igual que cada uno de nosotros es el dueño de su propia existencia y por lo tanto es responsable de su propia vida, los pueblos deben de escoger la senda por la que van a transitar durante su propia existencia en la búsqueda de la felicidad. Cada pueblo es el gerente de su propia existencia y del bienestar de la mayoría de sus habitantes.
De manera que al igual que nosotros escogemos entre triunfar o fracasar en nuestras vidas, cada pueblo o nación debe gerenciar su propia existencia y escoger entre el desarrollo y la felicidad para todos y cada uno de sus habitantes o la pobreza y la falta de oportunidades para todos.
En estas próximas elecciones nuestro país debe de escoger la senda del progreso y del desarrollo para todos y ojala que no nos equivoquemos y que al igual que en la Alemania Comunista, en el futuro no tengamos que pedirle a nuestros amigos y vecinos exiliados que por favor nos regalen un banano para las próximas Navidades. El 02 de febrero 2014, todos a votar por la democracia y por el desarrollo. Solo valoramos el agua cuando se seca el pozo.
Eloy Alfaro Altamirano