Para todo hay un tiempo dice el salmista… los relámpagos y los truenos de la estación lluviosa le quieren hacer una invitación cordial a usted estimado amigo oyente, puede que le tema a la tormenta y en ese sentimiento le aseguro no está solo, pero lo insto a que aprecie desde otro ángulo este fenómeno de la naturaleza, que a veces pareciera partir las nubes con sus sorprendentes rayas luminosas.
Por un momento piense que es el clamor del cielo para que usted deje una huella que lo trascenderá luego de su paso por la tierra, es una instancia cordial del infinito para que plante un árbol, el vientre fértil del suelo está dispuesto, Dios desde el infinito rociará la simiente hasta elevarla en dirección a su morada.
Anímese, busque un predio, le puedo asegurar que no vale la excusa del “no tengo campo”, puede ser a la orilla del camino, la vera de un río, en el parque vecino, hay innumerables sitios dispuestos para la semilla que tan solo aguarda al sembrador.
Adopte un árbol, hágalo en familia, con sus amigos, conmemore ese instante especial del cumpleaños, del bautizo, de la partida de un ser querido a quien perpetuaremos con raíces, ramas, hojas, flores, frutos y el canto agradecido de las aves que un día morarán en la floresta, plante un árbol, estoy seguro que si indaga un poco, hasta regalado lo puede obtener, que manera más hermosa de trascender las generaciones.
Cuando siembre el árbol deje volar la imaginación piénselo en todo su esplendor, tenga cuidado donde lo ubica, una vez plantado el reclamará su espacio, si es cerca de la casa valore uno pequeño, a la orilla de un río ayudará a preservar el don preciado del agua.
Anímese amigo oyente, cual bebé lleve el pequeño brote en sus brazos, tenga la certeza que el nunca lo defraudará, por el contrario, un día cuando sus pasos sean lentos, o emprenda el inexorable viaje al infinito, será su firma en el testamento a los herederos de la tierra.
Para todo hay un tiempo dice el salmista… los relámpagos y los truenos de la estación lluviosa le quieren hacer una invitación cordial a usted estimado amigo oyente, puede que le tema a la tormenta y en ese sentimiento le aseguro no está solo, pero lo insto a que aprecie desde otro ángulo este fenómeno de la naturaleza, que a veces pareciera partir las nubes con sus sorprendentes rayas luminosas.
Por un momento piense que es el clamor del cielo para que usted deje una huella que lo trascenderá luego de su paso por la tierra, es una instancia cordial del infinito para que plante un árbol, el vientre fértil del suelo está dispuesto, Dios desde el infinito rociará la simiente hasta elevarla en dirección a su morada.
Anímese, busque un predio, le puedo asegurar que no vale la excusa del “no tengo campo”, puede ser a la orilla del camino, la vera de un río, en el parque vecino, hay innumerables sitios dispuestos para la semilla que tan solo aguarda al sembrador.
Adopte un árbol, hágalo en familia, con sus amigos, conmemore ese instante especial del cumpleaños, del bautizo, de la partida de un ser querido a quien perpetuaremos con raíces, ramas, hojas, flores, frutos y el canto agradecido de las aves que un día morarán en la floresta, plante un árbol, estoy seguro que si indaga un poco, hasta regalado lo puede obtener, que manera más hermosa de trascender las generaciones.
Cuando siembre el árbol deje volar la imaginación piénselo en todo su esplendor, tenga cuidado donde lo ubica, una vez plantado el reclamará su espacio, si es cerca de la casa valore uno pequeño, a la orilla de un río ayudará a preservar el don preciado del agua.
Anímese amigo oyente, cual bebé lleve el pequeño brote en sus brazos, tenga la certeza que el nunca lo defraudará, por el contrario, un día cuando sus pasos sean lentos, o emprenda el inexorable viaje al infinito, será su firma en el testamento a los herederos de la tierra.