Lunes, 21 Julio 2014 08:29

Razones para admirar los templos católicos de nuestros pueblos…

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Los templos católicos son el más valioso resultado del esfuerzo comunal. Surgen del trabajo en turnos, bingos, rifas, carreras de cintas, topes, cabalgatas y subastas. En todas estas actividades participa la gente por igual, grandes y pequeños, pobres y ricos, cada quien de acuerdo a sus circunstancias.

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El templo católico es el símbolo estético más alto, más grande, más voluminoso, más rico de cada comunidad. Como símbolo, es el templo, el lugar de oración, lo más lujoso de la comunidad. El espíritu primero que todo. Dios en el centro del pueblo.
Lo más bello de casi todos los pueblos es su templo. Si uno escribe sobre Grecia, lo ilustra con la fotografía de su templo. Igual pasa en Coronado; Tilarán; Venecia de San Carlos; Cahuita de Talamanca; Tortuguero de Pococí; Buenos Aires; Palmar Sur de Osa y en pueblos de todo el país.
La gente de los pueblos se siente sumamente orgullosa de su templo. Ven el templo como un símbolo incluso más allá de la religión. Por ser el símbolo del pueblo, genera sentido de identidad, sentimiento de pertenencia. Dice el gran intelectual costarricense Enrique Obregón que aquí hay templos con casas al lado, y que esa es la mejor definición de muchos pueblos.
Casi todos los templos católicos son viejos. Me alarma que, entre cerca de tres mil templos que he fotografiado, cuento los templos en construcción con los dedos de las manos y los pies. Como me ha dicho Monseñor Hugo Barrantes, arzobispo emérito de San José, antes nos uníamos para construir templos, mientras que ahora algunos se reúnen para construir centros comerciales.
El punto de referencia en todos los pueblos es la iglesia, el templo católico. Bajo el atrio del templo se organiza la comunidad. En muchos pueblos no hay siquiera un centro comunal. En muchos pueblos, el único lugar donde se reúnen todos y todas, es el templo. Sólo en el templo caben. Es decir, en la casa de Dios cabemos todos y todas, sin excepciones. Nadie nos cobra por entrar. Todos estamos convidados a la fiesta del Señor.
Ahora, que he completado tres mil templos católicos fotografiados, admiro más los templos católicos de nuestro país.