Nadie de los dolientes se expresó mal de los vecinos, por el contrario, un héroe anónimo rescató a decenas de personas, de inmediato los habitantes sacaron sus embarcaciones para desafiar las aguas embravecidas, la solidaridad borró de un solo trazo las historias de distanciamientos tejidos por los políticos, quienes deberían reconsiderar sus discursos que separan y dividen.
Desde las mas altas autoridades de Nicaragua, hasta quienes cargaron los féretros para colocarlos en los aviones, mostraron siempre respeto ante la tragedia, alguien esbozó un decir de la supuesta conversación entre los gobernantes, distanciados por los temas que se dirimen en la Corte Internacional de la Haya, lástima que si se dio, esa hermosa nota de reconciliación no acaparó el interés de la prensa.
Los ataúdes evidenciaban el trato digno para los muertos, parecían dispuestas para dignatarios y ese solo detalle tampoco llamó la atención de los periodistas, que a veces deslumbrados por el sensacionalismo no van más allá de la noticia necrológica, cuánta falta hace un periodismo que interprete, analice, que trascienda lo aparente para hurgar en lo profundo.
Ticos y nicas, me refiero a los pueblos, históricamente hemos sido hermanos, nos abrazamos para expulsar a las huestes filibusteras y desde entonces Costa Rica ha sido refugio y acogido las manos de tantos hombres y mujeres que cruzan el río San Juan para contribuir al desarrollo nacional.
Las trece víctimas no cayeron en el campo de batalla de fratricidas guerras estúpidas, fueron en son de paz a explorar las bellezas de un país que las tiene en abundancia.
La vida y la muerte son dos caras de la moneda, los compatriotas en su mayoría mujeres no habrán ofrendado su existencia en vano, sin tan solo dejaron la llave para que en adelante y como hermanos nos miremos diferente.
El naufragio acaecido en aguas nicaragüenses fue mensajero de muerte, ahora deben ser portadoras de vida, de una nueva relación entre naciones hermanas, todo fraguado en el dolor que lacera a familias, cuyos parientes disfrutaban la belleza y hospitalidad de esta tierra tan cercana.
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