Martes, 26 Abril 2016 05:57

Pedirle prestado a Pedro para pagarle a Pablo, no es pagar.

Hay un dicho popular tan conocido que no por haberse mencionado mil y una veces pierde su esencia y apego a la realidad, más bien con el paso del tiempo, el actuar de las personas y de los gobiernos, se acentúa y corrobora su veracidad.

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Un ejemplo de esto es aquél que habla de pedirle prestado a Pedro para pagarle a Pablo, es decir, endeudarse para pagarle a alguien pero adquiriendo una nueva deuda con un tercero, lo cual a la postre implica aumentar la deuda original, pues usualmente cuando se le pide prestado a Pedro para pagarle a Pablo no se cancela totalmente la deuda con Pablo sino que se hace “un pago de polaco” a Pablo y, de paso, se adquiere una nueva deuda con Pedro.
Si el que peca y reza empata, el que le pide prestado a Pedro para pagarle a Pablo peca doble pero sin rezar, entonces, en vez de dejar el marcador empatado más bien se “autogolea” y, de paso, se lleva en banda al resto del equipo.
El préstamo por $420 millones que el gobierno ha anunciado con bombos y platillos con todo el alarde del caso, no es más que pedirle prestado a Pedro para hacerle un pago de polaco a Pablo, o sea, a la Caja Costarricense del Seguro Social, a la cual el gobierno le ha debido por muchos años y no le ha pagado, porque la gestión irresponsable de no contener el gasto público sino más bien de aumentarlo, he llevado a que la deuda con Pablo subiera y que ahora el gobierno tenga que pedirle prestado a Pedro.
No tiene ningún mérito endeudarse para pagarle a quien se le debe, pues lo digno de felicitación sería el manejar las finanzas de manera responsable y pagar lo debido sin pedirle prestado a otro; esto es lo mismo que deberle al almacén por la lavadora comprada a crédito y luego, cuando no hay plata para pagar, se pasa un “tarjetazo” para evitar que la deuda con el almacén se vaya a cobro judicial, por no haberle pagado al almacén.
Usualmente el deber y no pagar debería de ser motivo de vergüenza, pero para el gobierno y ciertos funcionarios, el deber y el endeudarse más para “ evitar que le lleven la cuenta a cobro judicial”, lejos de ser motivo de pena y búsqueda de reparar la situación, más bien es motivo de pompa y alarde.
Lo mínimo que debería de hacer el gobierno es mantener la compostura y no jactarse de pedirle prestado a Pedro para pagarle a Pablo, pues esto lejos de enaltecerle más bien le desmerece.
Felipe Guadamuz Flores

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