El gasto público, a través de la historia reciente y no tanto, ha venido a generar la inconveniente práctica del clientelismo político. Se busca “fidelizar” a las personas hacia el partido político en el poder, utilizando los fondos públicos; esto se hace a través de la creación de puestos de trabajo innecesarios en el sector público.
La creación desmedida de puestos de trabajo, rápidamente, ha hecho aparecer los rendimientos decrecientes y con ellos, de forma irremediable, la ineficacia y la ineficiencia de las instituciones públicas. Esto genera descontento popular pues la gente no ve resultados.
La falta de una efectiva gestión de fiscalización de los dineros destinados a diferentes proyectos, facilita que mucho de estos recursos, tomen rumbos diferentes a los que originalmente se les definió; como ejemplo, podemos citar la tristemente célebre carretera de 1856, conocida popularmente como La Trocha, donde el festín y despilfarro de los recursos públicos estuvieron a la orden del día.
La existencia de diferentes instituciones públicas creadas para ocuparse de una misma tarea, como es el caso de las existentes para luchar contra la Pobreza, genera una gran duplicidad de funciones y erogaciones, así como un gran desorden en relación a quiénes reciben apoyo de ellas.
Un sistema tributario que ha demostrado ser complejo de entender y usar para los contribuyentes y hasta para los responsables de vigilar que las leyes tributarias sean debidamente atendidas. Solo el Impuesto de Ventas, según lo han informado los medios periodísticos, en diferentes momentos, tiene grandes evasiones pues los receptores de esos impuestos, simplemente, los cobran pero no los entregan al fisco.
La falta de una Estrategia Integral Fiscal, en la que el Presupuesto Nacional responda a las diferentes funciones que las instituciones estatales deben cumplir de acuerdo a las leyes. Definir un sistema tributario simple, de fácil cumplimento y de igual control. También el rol de las empresas estatales debe ser redefinido para que ofrezcan a los costarricenses bienes y servicios de calidad al mejor costo. Así como ser además fuente de recursos frescos para apoyar los programas sociales del Ejecutivo.
Todo lo anterior expuesto es las realidades de nuestro país, que si fueran atendidas de manera inteligente, eficiente y eficaz, el erario estatal tendría ingresos muy superiores a los actuales, sin necesidad de recurrir a cargar nuevos impuestos sobre las espaldas de la gente.
Lunes, 06 Enero 2014 07:21
Para tener los beneficios de país desarrollado, debemos pagar impuestos de país desarrollado
Orlando Castro Quesada
Es la falaz frase de no pocos integrantes de la clase política, a esto habría que decirque notenemos una política de erogaciones públicas de país desarrollado.