El máximo galardón de la cultura nacional es el Premio Magón, que se otorga como reconocimiento a la obra de un artista a lo largo de toda una vida dedicada al arte. Este año reconocieron con el Premio Magón al escultor, dibujante, cantante y poeta Ólger Villegas Cruz.
Don Ólger nació en San Ramón, creció en una familia humilde, en medio de muchos hermanos, con unos papás que se querían mucho, como dice él, pero cuando salió de sexto grado, su vida cambió rotundamente, pues perdió a su padre en la Guerra Civil del 48.
Después estudió en la escuela comercial de San Ramón y empezó a trabajar siendo muy joven. Se formó como escultor en el taller de Néstor Zeledón padre, el famoso escultor e imaginero religioso. Ahí aprendió junto a Néstor Zeledón hijo y su hermano Zenón. Para estudiar en la Universidad de Costa Rica, que estaba donde ahora está la Corte Suprema de Justicia, caminaba todos los días desde Alajuelita, donde vivía, hasta Barrio Luján.
Después estudió en México, que es su segunda patria. Ahí conoció a muchos escultores, y supo de la gran influencia de otro escultor tico, Francisco Paco Zúñiga, en el ambiente cultural de ese país.
Fue profesor de Artes Plásticas durante 26 años. Fue la primera persona que vio el talento primigenio, virgen, prístino del gran escultor Jorge Jiménez Deredia, a quien le dio clases en Heredia. Fue don Olger quien le consiguió a Jiménez Deredia una beca en el Conservatorio de Castella, gracias a la gentileza y la visión de Arnoldo Herrera. También fue quien descubrió a otros grandes escultores como Aquiles Jiménez y Crisanto Badilla. Ellos tres lo consideran su primer maestro.
Se formó como cantante junto a la legendaria Albertina Moya, destaca como gran dibujante y publicó un libro de poemas. De entre sus poemas, se nota su gran interés por las raíces indígenas, el amor y la nostalgia.
De un poema sobre América como tierra madre, se nota su gran orgullo por nuestros antepasados. Dice, “América, yo soy tu hijo, maya, inca, chorotega o huetar, son sagrados y muy míos, tu suelo y tu nombre”.
Don Olger es un gran maestro y un gran artista, con una obra consecuente, humanista, con un importante componente de defensa de nuestra dignidad. Su Premio Magón hace justicia con su obra de toda una vida consagrada al arte y la formación de jóvenes artistas. Le deseamos muchos años más de vida y de éxitos con sus esculturas, sus dibujos y sus poemas.
El máximo galardón de la cultura nacional es el Premio Magón, que se otorga como reconocimiento a la obra de un artista a lo largo de toda una vida dedicada al arte. Este año reconocieron con el Premio Magón al escultor, dibujante, cantante y poeta Ólger Villegas Cruz.
Don Ólger nació en San Ramón, creció en una familia humilde, en medio de muchos hermanos, con unos papás que se querían mucho, como dice él, pero cuando salió de sexto grado, su vida cambió rotundamente, pues perdió a su padre en la Guerra Civil del 48.
Después estudió en la escuela comercial de San Ramón y empezó a trabajar siendo muy joven. Se formó como escultor en el taller de Néstor Zeledón padre, el famoso escultor e imaginero religioso. Ahí aprendió junto a Néstor Zeledón hijo y su hermano Zenón. Para estudiar en la Universidad de Costa Rica, que estaba donde ahora está la Corte Suprema de Justicia, caminaba todos los días desde Alajuelita, donde vivía, hasta Barrio Luján.
Después estudió en México, que es su segunda patria. Ahí conoció a muchos escultores, y supo de la gran influencia de otro escultor tico, Francisco Paco Zúñiga, en el ambiente cultural de ese país.
Fue profesor de Artes Plásticas durante 26 años. Fue la primera persona que vio el talento primigenio, virgen, prístino del gran escultor Jorge Jiménez Deredia, a quien le dio clases en Heredia. Fue don Olger quien le consiguió a Jiménez Deredia una beca en el Conservatorio de Castella, gracias a la gentileza y la visión de Arnoldo Herrera. También fue quien descubrió a otros grandes escultores como Aquiles Jiménez y Crisanto Badilla. Ellos tres lo consideran su primer maestro.
Se formó como cantante junto a la legendaria Albertina Moya, destaca como gran dibujante y publicó un libro de poemas. De entre sus poemas, se nota su gran interés por las raíces indígenas, el amor y la nostalgia.
De un poema sobre América como tierra madre, se nota su gran orgullo por nuestros antepasados. Dice, “América, yo soy tu hijo, maya, inca, chorotega o huetar, son sagrados y muy míos, tu suelo y tu nombre”.
Don Olger es un gran maestro y un gran artista, con una obra consecuente, humanista, con un importante componente de defensa de nuestra dignidad. Su Premio Magón hace justicia con su obra de toda una vida consagrada al arte y la formación de jóvenes artistas. Le deseamos muchos años más de vida y de éxitos con sus esculturas, sus dibujos y sus poemas.