Hace unos días nos visitó desde Medellín Jorge Melguizo, comunicador social, funcionario de la Alcaldía de esa ciudad colombiana y candidato al puesto de alcalde.
Su visita se produjo en el marco de la promoción de la responsabilidad social empresarial que llevan a cabo la Cámara costarricense norteamericana de comercio –AmCham- y la Asociación empresarial para el desarrollo –AED- y de manera particular, para la promoción del premio periodístico “Alberto Martén Chavarría” que anualmente otorga AmCham a la mejor cobertura mediática del tema de la responsabilidad social empresarial.
Tres sesiones de trabajo cumplió el señor Melguizo en el país, la primera con alcaldes y personal de alcaldías, la segunda con profesionales de la comunicación y la tercera con empresarios. Asistí a las dos primeras y los siguientes apuntes se derivan de sus exposiciones.
Medellín, ciudad del departamento de Antioquía, tiene cerca de tres y medio millones de habitantes. Todavía hace algunos años su principal referente eran el narcotráfico y la violencia que, teniendo como estandarte el cartel de Pablo Escobar, hicieron de ella la ciudad más violenta de Colombia y de América Latina. Producto de ese y otros factores socio-económicos, la ciudad era un caos prácticamente en todos los campos.
Pero los cambios políticos y sociales vividos por aquel país, y sobre todo una nueva administración de la ciudad, hicieron posible un cambio radical cuyos resultados hacen hoy de Medellín un ejemplo hemisférico y mundial de organización civil en muchos aspectos de su vida citadina.
Nuevas ideas, decisión para ponerlas en marcha, transparencia, conjunción de fuerzas desde el sector público, el privado-empresarial y el civil, y apoyo nacional e internacional, entre otros factores, han hecho posible tan positivo cambio, cuyo principal éxito deviene del haberse focalizado en el ser humano, particularmente en el perteneciente a los grupos históricamente más desfavorecidos, haciendo valer los principios de equidad e igualdad de oportunidades.
Algunos ejemplos entre mucho de los citados por el señor Melguizo. La principal inversión en infraestructura se ha llevado a cabo en los campos de la salud, la educación y la cultura. Las acciones en materia de transporte y de movilidad física en general han estado dirigidas a privilegiar al peatón y al uso del servicio público, a incorporar las diferentes barriadas a la vida de la ciudad, a recuperar para la ciudadanía los lugares ocupados por el crimen organizado y en general a hacer de la ciudad un lugar habitable y hasta enseñable a los visitantes.
Y a propósito del tema de la responsabilidad social empresarial, el involucramiento de cientos de empresas en proyectos de mejoramiento de las condiciones de las comunidades en las que están asentadas y en otros programas de mayor cobertura, sobe todo en los campos de la educación y la cultura. Pero lo más importante es que ese involucramiento va mucho más allá del aporte financiero, incorporando a gerentes y funcionarios de diversos rangos a formar parte de las juntas directivas –el equivalente a nuestras juntas de educación- para asegurar así el éxito de las iniciativas.
Definitivamente un ejemplo a emular.
Hace unos días nos visitó desde Medellín Jorge Melguizo, comunicador social, funcionario de la Alcaldía de esa ciudad colombiana y candidato al puesto de alcalde.
Su visita se produjo en el marco de la promoción de la responsabilidad social empresarial que llevan a cabo la Cámara costarricense norteamericana de comercio –AmCham- y la Asociación empresarial para el desarrollo –AED- y de manera particular, para la promoción del premio periodístico “Alberto Martén Chavarría” que anualmente otorga AmCham a la mejor cobertura mediática del tema de la responsabilidad social empresarial.
Tres sesiones de trabajo cumplió el señor Melguizo en el país, la primera con alcaldes y personal de alcaldías, la segunda con profesionales de la comunicación y la tercera con empresarios. Asistí a las dos primeras y los siguientes apuntes se derivan de sus exposiciones.
Medellín, ciudad del departamento de Antioquía, tiene cerca de tres y medio millones de habitantes. Todavía hace algunos años su principal referente eran el narcotráfico y la violencia que, teniendo como estandarte el cartel de Pablo Escobar, hicieron de ella la ciudad más violenta de Colombia y de América Latina. Producto de ese y otros factores socio-económicos, la ciudad era un caos prácticamente en todos los campos.
Pero los cambios políticos y sociales vividos por aquel país, y sobre todo una nueva administración de la ciudad, hicieron posible un cambio radical cuyos resultados hacen hoy de Medellín un ejemplo hemisférico y mundial de organización civil en muchos aspectos de su vida citadina.
Nuevas ideas, decisión para ponerlas en marcha, transparencia, conjunción de fuerzas desde el sector público, el privado-empresarial y el civil, y apoyo nacional e internacional, entre otros factores, han hecho posible tan positivo cambio, cuyo principal éxito deviene del haberse focalizado en el ser humano, particularmente en el perteneciente a los grupos históricamente más desfavorecidos, haciendo valer los principios de equidad e igualdad de oportunidades.
Algunos ejemplos entre mucho de los citados por el señor Melguizo. La principal inversión en infraestructura se ha llevado a cabo en los campos de la salud, la educación y la cultura. Las acciones en materia de transporte y de movilidad física en general han estado dirigidas a privilegiar al peatón y al uso del servicio público, a incorporar las diferentes barriadas a la vida de la ciudad, a recuperar para la ciudadanía los lugares ocupados por el crimen organizado y en general a hacer de la ciudad un lugar habitable y hasta enseñable a los visitantes.
Y a propósito del tema de la responsabilidad social empresarial, el involucramiento de cientos de empresas en proyectos de mejoramiento de las condiciones de las comunidades en las que están asentadas y en otros programas de mayor cobertura, sobe todo en los campos de la educación y la cultura. Pero lo más importante es que ese involucramiento va mucho más allá del aporte financiero, incorporando a gerentes y funcionarios de diversos rangos a formar parte de las juntas directivas –el equivalente a nuestras juntas de educación- para asegurar así el éxito de las iniciativas.
Definitivamente un ejemplo a emular.