El pasado primero de mayo no fue una excepción. Se conformaron dos bloques políticos, que buscaron acuerdos alrededor de su agenda y carta de intenciones. Uno de estos bloques logró la aritmética necesaria, y alcanzó la presidencia legislativa.
Lo particular de estos acuerdos es que son más aritméticos que programáticos y -como tantas otras veces en el pasado- giran predominantemente alrededor de lograr los votos necesarios para obtener la presidencia de la Asamblea Legislativa. Esta dinámica produce intercambios de puestos por votos sin considerar la capacidad de los candidatos, se premia la aspiración de protagonismo en los medios de comunicación, así como los deseos personales de obstruir proyectos políticos de otros partidos. Circunstancias que posteriormente afectan la construcción de acuerdos en el parlamento.
Lo cierto es que controlar el congreso en las actuales circunstancias -donde coexisten nueve fuerzas políticas- exige realizar acuerdos políticos de mayor alcance. Es fundamental superar las agendas particulares de las fracciones políticas y los extremismos ideológicos para alcanzar un nuevo pacto, construido a partir del diálogo, que sume a todas las fuerzas y sectores nacionales.
Este año es determinante para lograr ese acuerdo, y es deber del Congreso liderarlo. El Parlamento debe superar las discusiones electorales y enfocarse en identificar las zonas comunes, de todos los actores políticos, para la construcción de una agenda nacional que le permita al país superar sus obstáculos, las irresponsabilidades políticas del pasado y las irresponsabilidades políticas de hoy.
No cabe poner excusas cuando hay intereses superiores, no es responsable posponer discusiones urgentes ni priorizar objetivos partidarios.
El país necesita que demos el paso correcto, y que asumamos la responsabilidad política que nos corresponde. El acuerdo nacional resulta impostergable. No esperemos la próxima campaña electoral para proponer las soluciones y hablar diálogo social, pongámonos de acuerdo y resolvamos. La mejor campaña política es hoy.