Lunes, 07 Mayo 2012 06:32

Mario Echandi, el último gran estadista

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Don Mario Echandi fue una figura fundamental de la historia política del siglo XX. Don Mario Echandi inició su vida pública con sólo 34 años de edad. Fue jefe de campaña de don Otilio Ulate. Fue embajador ante la OEA, embajador en Estados Unidos y representante ante la ONU. Fue diputado independiente, llegó a diputado único, sin compañeros,  e hizo un trabajo tan sobresaliente que ganó las siguientes elecciones presidenciales. Entonces, era heroico ganarle al Partido Liberación Nacional que ganó la revolución sólo una década antes.

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Ganó por su gran trabajo como diputado, donde demostró ser un polemista feroz y brillante. Como presidente, fue el gran reconciliador de la sociedad costarricense, el presidente que unió a la familia nacional.

Trajo los restos de los ex presidentes Teodoro Picado y Federico Tinoco, permitió el regreso del Doctor Rafael Ángel Calderón Guardia, e hizo un inteligente gobierno gracias a la franqueza con que se acercó a sus adversarios, entre ellos don Pepe Figueres, quien terminó siendo su amigo, y jóvenes de entonces que luego fueron presidentes y siempre expresaron su admiración por su capacidad política, entre ellos, Daniel Oduber y Luis Alberto Monge.

Como presidente, don Mario fundó el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), con lo que le dio un gran aporte a la salubridad, pues antes de eso el país tenía serios problemas porque la gente consumía agua insalubre. También fundó el Instituto de Tierras y Colonización (ITCO), hoy Instituto de Desarrollo Agrario (IDA). Asimismo, gestó la Ley del Aguinaldo y la Ley de Protección y Desarrollo Industrial. Lo entrevisté para un hoy. Me impresionó su devoción por la memoria de su esposa, doña Olga de Benedictis, quien en ese momento tenía poco tiempo de fallecida. También me impresionó que me contara que todos los primeros de enero iba al cementerio, a visitar a su padre, a rendirle cuentas, como él me dijo. Don Mario fue declarado Benemérito de la Patria en el 2005, y su padre, don Alberto Echandi, también es Benemérito de la Patria. Don Alberto fue candidato a la presidencia, y siempre se ha dicho que perdió en una elección muy polémica. De don Alberto es la famosa frase, “la presidencia de la república no vale la sangre de un solo costarricense”, pues desestimó los ímpetus de quienes pretendieron enfrascarlo en un enfrentamiento militar por esas elecciones. Don Mario declaró al árbol de Guanacaste, el árbol nacional. Que sea don Mario como un árbol de Guanacaste, que nos nutran sus raíces, que nos abrigue su sombra. En este momento, urge rescatar el sentido del honor, el señorío y la honradez sin mancha de este gran presidente costarricense. Creo que es el último estadista que llegó a la presidencia de la república. Era todo un señor. Ese señorío, ese sentido del honor, es lo que está urgiendo en Costa Rica.