Viernes, 02 Marzo 2012 04:58

Las penas de los pescadores y las pescadoras

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Albertina Vázquez es una pescadora de Cocorocas de Chomes de Puntarenas. Tiene 64 años. Lo único que ha hecho en su vida es pescar y pescar. Tiene un rancho en el lugar donde ha vivido desde que nació.
Ahora quieren botarle su casita. Me dijo, “si me quieren echar de aquí, tendrán que botarme junto a mi rancho, y echarme al mar como echarán los escombros”.
María Adanis Porras, pescadora de Tárcoles,  dice que quieren echarla de donde ha vivido siempre, para trasladarla a una zona a muchos kilómetros del mar. Dice que sacarla de la costa es como llevarse a un pájaro buchón del mar y llevarlo a vivir  a San José.
En Playa Gigante de Paquera, las mujeres nativas de la zona ahora no tienen permisos municipales ni para arreglar o reparar sus casas, que fueron construidas, eso sí, con todos los permisos municipales.
Carlos Murillo ya sufrió la demolición de su restaurante, que tenía más de treinta trabajadores. Mucho de lo demolido queda botado ahí, a la orilla del mar. Ni siquiera lo recogen.  No entiendo por qué destruir el esfuerzo de gente que ha vivido a la orilla del mar durante décadas. Ahí donde estaba el restaurante de don Carlos Murillo, no podrán construir algo diferente, porque el lugar sólo permite una construcción como la que él tenía.
En Pógeres de Tárcoles, es así de triste. Hay una lengua de tierra, entre un risco y una playa, y ahí construyeron sus casas varias familias. Ahora quieren botarles las casas, simplemente por botarlas, porque los riscos no les permitirán construir algo más. Es lo que vive Guillermo Avila Grillo, quien fue zapatero desde niño. Este gran emprendedor construyó en Pógeres una casa hace más de treinta años. Ni siquiera puede defenderse, pues explica que no fue notificado oportunamente.
He conocido el mundo de las comunidades costeras que sufren ahora el atropello del Estado, pues pretenden sacarlos de las tierras que han ocupado por décadas y a veces por siglos. Hay comunidades costeras que tienen registros de su historia a partir de 1828. Sin embargo, ahora las municipalidades quieren echarlos afuera.
Hice un recorrido con gente que sufre estos problemas. Me sobrecogió la historia de Albertina Vázquez, María Adanis Porras, Noemy Peña y de Guillermo Avila. Esto se vive en Barra del Colorado y de Tortuguero, en las islas del Golfo de Nicoya, es lo que se vive en Chira y en Venado, en fin, hay 60 comunidades y 50 mil personas que viven este drama sin que el gobierno le preste atención al tema.
Albertina Vázquez es una pescadora de Cocorocas de Chomes de Puntarenas. Tiene 64 años. Lo único que ha hecho en su vida es pescar y pescar. Tiene un rancho en el lugar donde ha vivido desde que nació.
Ahora quieren botarle su casita. Me dijo, “si me quieren echar de aquí, tendrán que botarme junto a mi rancho, y echarme al mar como echarán los escombros”.
María Adanis Porras, pescadora de Tárcoles,  dice que quieren echarla de donde ha vivido siempre, para trasladarla a una zona a muchos kilómetros del mar. Dice que sacarla de la costa es como llevarse a un pájaro buchón del mar y llevarlo a vivir  a San José.
En Playa Gigante de Paquera, las mujeres nativas de la zona ahora no tienen permisos municipales ni para arreglar o reparar sus casas, que fueron construidas, eso sí, con todos los permisos municipales.
Carlos Murillo ya sufrió la demolición de su restaurante, que tenía más de treinta trabajadores. Mucho de lo demolido queda botado ahí, a la orilla del mar. Ni siquiera lo recogen.  No entiendo por qué destruir el esfuerzo de gente que ha vivido a la orilla del mar durante décadas. Ahí donde estaba el restaurante de don Carlos Murillo, no podrán construir algo diferente, porque el lugar sólo permite una construcción como la que él tenía.
En Pógeres de Tárcoles, es así de triste. Hay una lengua de tierra, entre un risco y una playa, y ahí construyeron sus casas varias familias. Ahora quieren botarles las casas, simplemente por botarlas, porque los riscos no les permitirán construir algo más. Es lo que vive Guillermo Avila Grillo, quien fue zapatero desde niño. Este gran emprendedor construyó en Pógeres una casa hace más de treinta años. Ni siquiera puede defenderse, pues explica que no fue notificado oportunamente.
He conocido el mundo de las comunidades costeras que sufren ahora el atropello del Estado, pues pretenden sacarlos de las tierras que han ocupado por décadas y a veces por siglos. Hay comunidades costeras que tienen registros de su historia a partir de 1828. Sin embargo, ahora las municipalidades quieren echarlos afuera.
Hice un recorrido con gente que sufre estos problemas. Me sobrecogió la historia de Albertina Vázquez, María Adanis Porras, Noemy Peña y de Guillermo Avila. Esto se vive en Barra del Colorado y de Tortuguero, en las islas del Golfo de Nicoya, es lo que se vive en Chira y en Venado, en fin, hay 60 comunidades y 50 mil personas que viven este drama sin que el gobierno le preste atención al tema.