Ahora, hablemos de la diversidad: hay emisoras locales que son fundamento para la defensa de la cultura y los intereses de las provincias y los cantones. También hay emisoras culturales que son medios únicos en su estilo. Por ejemplo, hay emisoras indígenas en casi todas las regiones, mientras que no hay canales de televisión indígenas ni hay periódicos indígenas. La radio es, por mucho, el medio de la democracia económica. Las 140 emisoras que tenemos en el país están en muchísimas manos. No hay concentración de emisoras en manos costarricenses. De manera preocupante, vemos un fenómeno de concentración de emisoras en cadenas trasnacionales, lo que debe inquietarnos. La radio tiene que ser costarricense. Como dice una campaña de radio producida por la Cámara Nacional de Radio, me gusta la radio costarricense, hecha por ticos para los ticos. Agrego, me gusta la radio hecha por ticos con el gusto de los ticos, con la cultura de los ticos, con los valores de los ticos. Por ejemplo, me gusta la radio que habla de vos en lugar de hablar de tú. El voseo ha sido defendido valientemente por la radio. Deberíamos tener pluralidad en todo como tenemos pluralidad en la radio. Quienes critican la tenencia de emisoras en Costa Rica, se equivocan rotundamente. Mientras aquí tenemos 140 emisoras, sólo hay dos empresas de televisión con cobertura nacional y sólo hay dos periódicos grandes que son competencia entre sí. Eso no ocurre en la radio. En este medio bendito, hay abundante competencia en todos los segmentos. Hay decenas de emisoras musicales, decenas de emisoras juveniles, numerosas emisoras con segmentos deportivos o noticiosos, decenas de emisoras locales y decenas de emisoras culturales.  Lo otro que hay que defender con abundancia de energía y de criterio es que la radio continúe siendo gratuita. La radio es una de las instituciones más respetadas en Costa Rica, junto a la Cruz Roja y el Cuerpo de Bomberos, debido a que es pluralista, diversa, popular y gratuita. Todos tenemos derecho a la radio. Hasta los sectores más pobres, excluidos o alejados tienen acceso a la radio. Como país, no podemos permitir que nos cobren la radio, así como cobran el servicio de televisión por cable o el servicio de internet. Hay gente que dice que el final de la radio es internet, pero se equivocan rotundamente. Y se equivocan porque el poder más grande de laradio deriva del hecho de ser un medio gratuito, absolutamente democrático. No permitamos que crezca la tendencia ideológica de convertir la radio en un medio que se compra por mes, ni permitamos que tiñan de política ideológica a este medio tan democrático. La radio es una garantía democrática tal y como existe en Costa Rica.