Hoy quiero compartir con ustedes un comentario que se publica en un boletín de la FAO, que es la Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación y que trata sobre los campesinos, a los cuales se les llama la población silenciosa. A los campesinos pobres se les ha llamado la población silenciosa.
Son los agricultores de subsistencia, los pequeños cultivadores y los pescadores artesanales cuyas cosechas se han perdido, cuyas embarcaciones se han hundido o cuyas esperanzas se han ido con una inundación. Clasificados a menudo en términos económicos como de “bajos ingresos” o “desfavorecidos”, los pobres de las zonas rurales se encuentran aislados, vulnerables e imponentes.
En 1979, los estados miembros de la FAO redactaron una “Carta del Campesino”, un proyecto original para transformar la vida rural de los países en desarrollo en todos sus aspectos. La carta hacía hincapié en que para lograr el desarrollo rural se requieren actividades a nivel de aldeas, políticas de desarrollo acertadas, y también un cambio drástico en el orden económico mundial.
En los esfuerzos para instaurar un desarrollo sostenible se da prioridad a los seres humanos cuya vida depende de ese desarrollo. Los programas y proyectos de campo de la FAO están encaminados a prestar apoyo especial a los campesinos sin tierra, los pescadores y los jóvenes de las zonas rurales y los labradores indígenas.
Pero la creciente degradación de los suelos, los ríos y los mares, es uno de los factores que obliga a estos hombres y mujeres del campo, y con frecuencia, también a sus niños pequeños, a emigrar a los barrios bajos y tugurios superpoblados, plagados de enfermedades, drogas, prostitución y otros vicios, que proliferan en torno a las ciudades del mundo pobre. Muchos campesinos pobres abandonan el campo con toda su miseria en busca de un futuro mejor, pero casi siempre se encuentran con otra realidad que los lleva a la desesperación.
¿Cuánta población silenciosa tenemos en nuestras capitales?, ¿Cuánto campesino ha dejado de producir su tierra y se hacina en tugurios en los alrededores de las grandes ciudades?
Alexander Bonilla Durán
Hoy quiero compartir con ustedes un comentario que se publica en un boletín de la FAO, que es la Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación y que trata sobre los campesinos, a los cuales se les llama la población silenciosa. A los campesinos pobres se les ha llamado la población silenciosa.
Son los agricultores de subsistencia, los pequeños cultivadores y los pescadores artesanales cuyas cosechas se han perdido, cuyas embarcaciones se han hundido o cuyas esperanzas se han ido con una inundación. Clasificados a menudo en términos económicos como de “bajos ingresos” o “desfavorecidos”, los pobres de las zonas rurales se encuentran aislados, vulnerables e imponentes.
En 1979, los estados miembros de la FAO redactaron una “Carta del Campesino”, un proyecto original para transformar la vida rural de los países en desarrollo en todos sus aspectos. La carta hacía hincapié en que para lograr el desarrollo rural se requieren actividades a nivel de aldeas, políticas de desarrollo acertadas, y también un cambio drástico en el orden económico mundial.
En los esfuerzos para instaurar un desarrollo sostenible se da prioridad a los seres humanos cuya vida depende de ese desarrollo. Los programas y proyectos de campo de la FAO están encaminados a prestar apoyo especial a los campesinos sin tierra, los pescadores y los jóvenes de las zonas rurales y los labradores indígenas.
Pero la creciente degradación de los suelos, los ríos y los mares, es uno de los factores que obliga a estos hombres y mujeres del campo, y con frecuencia, también a sus niños pequeños, a emigrar a los barrios bajos y tugurios superpoblados, plagados de enfermedades, drogas, prostitución y otros vicios, que proliferan en torno a las ciudades del mundo pobre. Muchos campesinos pobres abandonan el campo con toda su miseria en busca de un futuro mejor, pero casi siempre se encuentran con otra realidad que los lleva a la desesperación.
¿Cuánta población silenciosa tenemos en nuestras capitales?, ¿Cuánto campesino ha dejado de producir su tierra y se hacina en tugurios en los alrededores de las grandes ciudades?
Alexander Bonilla Durán