Con justa razón, los costarricenses reaccionamos con indignación y enojo al descubrir que el Ministro de Hacienda y el Director de Tributación Directa no pagaban sus impuestos como debían, al tiempo que impulsaban la aprobación de un nuevo plan tributario y criticaban la situación de evasión fiscal en el país. Las desacertadas declaraciones de la Presidenta Chinchilla, no hicieron más que atizar una hoguera ya de por sí ardiente. Bastaba con escuchar los programas de radio o leer los “sitios web” de los medios de comunicación colectiva, para constatar la ola de rabia que se desató entre la población.
Pasado el vendaval inicial, me parece importante hacer una nueva reflexión, esta vez sobre nuestra conducta como ciudadanos. Y es que en este asunto, un detalle esencial fue pasado por alto por casi todo el mundo: la Nación informó que ocho de cada diez propiedades están subvaloradas en Costa Rica, por lo que evidentemente no solamente los Ministros y Diputados pagan menos impuestos de los que deben… Así pues, si bien la crítica de los políticos era justificada y necesaria, pues ellos más que nadie están llamados a ser irreprochables y a predicar con el ejemplo, lo cierto es que también se impone un ejercicio de autocrítica a nivel generalizado, un examen de conciencia, profundo, sincero y humilde, de cada uno de nosotros.
La Biblia, plena de sabiduría, nos interroga y nos cuestiona: ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
Conviene, pues, darle una mirada a nuestra propia conducta, para ver si estamos contribuyendo con nuestros actos a construir una patria mejor y más justa, o si por el contrario estamos participando del deterioro generalizado que se vive en el país. Más allá del tema de impuestos, debemos preguntarnos entonces: ¿Cuál será la “viga” que tengo en el ojo? ¿Trabajo con empeño o me limito al mínimo esfuerzo? ¿Soy leal en mi trabajo o invento incapacidades? ¿Respeto la ley o la burlo? ¿Pago mordidas para evitar multas o trámites?¿Contamino o cuido el ambiente? ¿Soy solidario o solo me importa mi propio bienestar? En suma: ¿Soy un buen ciudadano?
No debemos olvidar que Costa Rica somos todos, que nuestro futuro lo construimos juntos y que por eso tenemos responsabilidades que no podemos obviar ni debemos eludir.
Es hora ya de generar un cambio, profundo y trascendental, porque solamente así lograremos que la sociedad sea más justa, más equitativa y que la “igualdad de oportunidades” deje de ser un eslogan vacío para convertirse en una realidad concreta. Empecemos allí donde más fácil acceso tenemos, donde no hay excusa para no actuar, empecemos pues, por nosotros mismos.
Rodolfo Brenes Vargas
Con justa razón, los costarricenses reaccionamos con indignación y enojo al descubrir que el Ministro de Hacienda y el Director de Tributación Directa no pagaban sus impuestos como debían, al tiempo que impulsaban la aprobación de un nuevo plan tributario y criticaban la situación de evasión fiscal en el país. Las desacertadas declaraciones de la Presidenta Chinchilla, no hicieron más que atizar una hoguera ya de por sí ardiente. Bastaba con escuchar los programas de radio o leer los “sitios web” de los medios de comunicación colectiva, para constatar la ola de rabia que se desató entre la población.
Pasado el vendaval inicial, me parece importante hacer una nueva reflexión, esta vez sobre nuestra conducta como ciudadanos. Y es que en este asunto, un detalle esencial fue pasado por alto por casi todo el mundo: la Nación informó que ocho de cada diez propiedades están subvaloradas en Costa Rica, por lo que evidentemente no solamente los Ministros y Diputados pagan menos impuestos de los que deben… Así pues, si bien la crítica de los políticos era justificada y necesaria, pues ellos más que nadie están llamados a ser irreprochables y a predicar con el ejemplo, lo cierto es que también se impone un ejercicio de autocrítica a nivel generalizado, un examen de conciencia, profundo, sincero y humilde, de cada uno de nosotros.
La Biblia, plena de sabiduría, nos interroga y nos cuestiona: ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
Conviene, pues, darle una mirada a nuestra propia conducta, para ver si estamos contribuyendo con nuestros actos a construir una patria mejor y más justa, o si por el contrario estamos participando del deterioro generalizado que se vive en el país. Más allá del tema de impuestos, debemos preguntarnos entonces: ¿Cuál será la “viga” que tengo en el ojo? ¿Trabajo con empeño o me limito al mínimo esfuerzo? ¿Soy leal en mi trabajo o invento incapacidades? ¿Respeto la ley o la burlo? ¿Pago mordidas para evitar multas o trámites?¿Contamino o cuido el ambiente? ¿Soy solidario o solo me importa mi propio bienestar? En suma: ¿Soy un buen ciudadano?
No debemos olvidar que Costa Rica somos todos, que nuestro futuro lo construimos juntos y que por eso tenemos responsabilidades que no podemos obviar ni debemos eludir.
Es hora ya de generar un cambio, profundo y trascendental, porque solamente así lograremos que la sociedad sea más justa, más equitativa y que la “igualdad de oportunidades” deje de ser un eslogan vacío para convertirse en una realidad concreta. Empecemos allí donde más fácil acceso tenemos, donde no hay excusa para no actuar, empecemos pues, por nosotros mismos.
Rodolfo Brenes Vargas