Es posible que nos hayamos acostumbrado tanto a esta democracia, que vemos como algo rutinario el hacer procesos de esta naturaleza. Elegimos a un Presidente y nos olvidados de la democracia hasta que nos vuelvan a convocar a otro proceso para elegir al sustituto de quien deja sus labores. Sin embargo, la democracia debe ser una vivencia permanente, debe construirse todos los días, debe cuidarse como se cuida a un ser vivo, pues si no se cuida, muere. Si hablo de morir, es porque veo la democracia como algo que tiene vida y en consecuencia, necesita cuidarse.
¿Cómo podemos nosotros los niños hacer democracia y construirla todos los días? Bueno, la respuesta es simple. Debemos asumirlo primero como un compromiso real, debemos fijarlo como un punto de agenda permanente, debemos exigir a nuestros mayores que nos transmitan el amor por la democracia. Debemos empezar por ser guardianes de que quienes ejercen los cargos de elección en la democracia, sean cumplidores de sus promesas, pero ante todo, sean ejemplo de vida. Que quienes ejercen los cargos de elección, sean formadores de las nuevas generaciones. Que con su ejemplo de rectitud, nos inspiren a seguir creciendo como democracia y a seguir siendo formados como herederos de esa democracia.
Solo con el ejemplo, solo con la entrega diaria a las labores que como elegidos debemos asumir, podremos cuidar esta democracia, que intentamos fortalecer cada vez que hacemos un proceso como el que hoy se celebra en nuestra institución.
Es posible que estas palabras, sean ignoradas por muchos y es posible incluso, que se les esté prestando poca atención, pero sepan que se pronuncian desde la convicción más profunda, se pronuncian desde el sentimiento de alguien que cree que la democracia es el sistema más efectivo de cuantos sistemas de gobierno puedan existir.
A mí me ha correspondido este año, estar al frente de este proceso y créanme que me voy de la escuela feliz de haber participado en él. Los que dejamos este año la escuela, esperamos seguir manteniendo vivo el resto de nuestra vida, el respeto por la democracia como valor, el respeto al trabajo honesto que es sin duda uno de los frutos de la democracia.
Quienes este año cruzamos el umbral de la edad de niños para asumir los retos de la juventud y después, la edad de adultos; creemos que estos procesos de formación son los que dictarán el rumbo a seguir en la búsqueda de nuestros sueños.
Nuestros sueños no servirán de nada, si no están construidos sobre valores democráticos. Hay muchos países donde los niños no pueden soñar porque no existe la democracia. Por eso, no podemos renunciar jamás al anhelo de vivir soñando por construirnos un mundo mejor.
Sigamos soñando, porque es en nuestros sueños, donde se forja el nuevo grito de libertad que reclamamos las generaciones de hoy.
Comentario del Niño Alejandro José Hernández Arce
Estudiante de la Escuela del Padre Peralta de Cartago.
Firma Responsable: Laura Arce Valverde.