Miércoles, 27 Junio 2012 05:49

“La anarquía de las minorías.…”

La Real Academia de la Lengua dicta que la democracia es “la doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el Gobierno” o “el predominio del pueblo en el gobierno de un Estado”.
En Costa Rica, hemos sido bastante mediocres en nuestra concepción del significado de la democracia,  pues la hemos limitado a la asistencia a un ritual vacío que nos lleva cada 4 años a elegir entre un poco de productos que han sido exhibidos como latas de supermercado y en el que casi siempre sale vencedor el que tuvo la chequera más grande,  para poder usar la magia de los publicistas que los hacen decir todo,  excepto la verdad de lo que harán.
Así,  es cada vez más previsible el resultado de nuestros patéticos procesos electorales, cargados de “salvadores” con sus soluciones.  muchas de las cuales no han implementado cuando han estado en el poder,  lo que los convierte en simples bateadores, que se aprovechan de la ignorancia para llenarnos de demagogia de la más barata.
Nuestros gobernantes son tan malos y nos hemos convertido en un pueblo democráticamente tan poco culto, que ahora en vez de democracia tenemos una anarquía,  que la Real Academia define como “…la ausencia de poder político, desconcierto, incoherencia y barullo”.
Las minorías,  posiblemente aconsejadas por algunos vivillos a los que les interesa ese barullo para buscar otros objetivos, se tiran a las calles para reclamar “derechos humanos” ante cualquier ocurrencia,  viciada de lógica natural y cargada de complejos de persecución y discriminación que solo existen en sus mentes.
Otros vivazos,  sabiendo que el elegido para gobernar está ocupado resolviendo las tortas en que se metió o lo metieron sus cercanos colaboradores,  incapaces de renunciar al menos por vergüenza, se lanzan a huelgas reclamando igualdades y “eficiencias” de las que mucho predican pero no practican; y a su sombra,  saltan otros reclamando la protección de los privilegios contenidos en sus inmorales convenciones colectivas.
Este desmadre en el que está sumida esta pequeña nación se llama anarquía y las mayorías reclamamos más trabajo,  más producción, eficiencia de verdad, honestidad a toda prueba y el ejercicio de una función pública en beneficio  de todos.
Estamos hartos de que cualquier grupúsculo golpee la mesa y reciba lo que pide  de un gobierno débil,  sin rumbo claro, que vive a merced del escándalo de la semana o de la minoría que lo presione para complacer.
Aquello de que la democracia es el Gobierno de las mayorías es una utopía ya en este país. Hoy, con mucha tristeza, enfrentamos la triste realidad de haber sido y ser presa de la anarquía de las minorías…
La Real Academia de la Lengua dicta que la democracia es “la doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el Gobierno” o “el predominio del pueblo en el gobierno de un Estado”.
En Costa Rica, hemos sido bastante mediocres en nuestra concepción del significado de la democracia,  pues la hemos limitado a la asistencia a un ritual vacío que nos lleva cada 4 años a elegir entre un poco de productos que han sido exhibidos como latas de supermercado y en el que casi siempre sale vencedor el que tuvo la chequera más grande,  para poder usar la magia de los publicistas que los hacen decir todo,  excepto la verdad de lo que harán.
Así,  es cada vez más previsible el resultado de nuestros patéticos procesos electorales, cargados de “salvadores” con sus soluciones.  muchas de las cuales no han implementado cuando han estado en el poder,  lo que los convierte en simples bateadores, que se aprovechan de la ignorancia para llenarnos de demagogia de la más barata.
Nuestros gobernantes son tan malos y nos hemos convertido en un pueblo democráticamente tan poco culto, que ahora en vez de democracia tenemos una anarquía,  que la Real Academia define como “…la ausencia de poder político, desconcierto, incoherencia y barullo”.
Las minorías,  posiblemente aconsejadas por algunos vivillos a los que les interesa ese barullo para buscar otros objetivos, se tiran a las calles para reclamar “derechos humanos” ante cualquier ocurrencia,  viciada de lógica natural y cargada de complejos de persecución y discriminación que solo existen en sus mentes.
Otros vivazos,  sabiendo que el elegido para gobernar está ocupado resolviendo las tortas en que se metió o lo metieron sus cercanos colaboradores,  incapaces de renunciar al menos por vergüenza, se lanzan a huelgas reclamando igualdades y “eficiencias” de las que mucho predican pero no practican; y a su sombra,  saltan otros reclamando la protección de los privilegios contenidos en sus inmorales convenciones colectivas.
Este desmadre en el que está sumida esta pequeña nación se llama anarquía y las mayorías reclamamos más trabajo,  más producción, eficiencia de verdad, honestidad a toda prueba y el ejercicio de una función pública en beneficio  de todos.
Estamos hartos de que cualquier grupúsculo golpee la mesa y reciba lo que pide  de un gobierno débil,  sin rumbo claro, que vive a merced del escándalo de la semana o de la minoría que lo presione para complacer.
Aquello de que la democracia es el Gobierno de las mayorías es una utopía ya en este país. Hoy, con mucha tristeza, enfrentamos la triste realidad de haber sido y ser presa de la anarquía de las minorías…