Miércoles, 13 Noviembre 2013 07:16

Grooming

 

El “grooming” es un término que viene del inglés que se refiere al acoso de carácter sexual hacia un menor. Las acciones llevadas a cabo tienen como objetivo establecer una relación y control emocional sobre el niño o niña para luego abusar sexualmente de ellos.

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El engaño, se logra por internet o cualquier medio electrónico, mediante mensajes privados, chat o redes sociales, intentando obtener imágenes de contenido erótico, videos, textos o audios, para luego extorsionar a la víctima, dificultando así que pueda salirse o protegerse de esta situación e impidiendo con ello que la relación se corte.
En Costa Rica, desde el pasado mes de abril, el Código Penal se adicionó con el artículo 167 bis, que castiga el hecho de seducir a un niño o persona incapaz por medios electrónicos. La pena es de uno a tres años de prisión para quien intente de establecer una comunicación erótica o sexual con la víctima. Esa pena se aumenta de dos a cuatro años, cuando se busque un encuentro personal en algún lugar físico.
Los sujetos que realizan estas acciones ingresan a sitios virtuales cambiando su identidad, sexo y edad –en la mayoría de los casos aparentando ser otros menores de edad—, lo que les facilita establecer amistad con su víctima. Buscan mantener esa relación sexual virtual, que en muchos casos pueden propiciar incluso encuentros físicos.
Celebramos la reforma al Código Penal. Sin embargo esa acción no basta para proteger a nuestros niños y niñas. La principal arma es la prevención.
Para evitar este delito, los padres de familia deben educar a sus hijos y ganarse su confianza, para que sepan que pueden recurrir a ellos a contarles cualquier circunstancia en la que se vean envueltos. También es recomendable: que cuando los niños usen el internet estén acompañados por sus padres u otro adulto de confianza, controlar el uso inadecuado de la cámara web, vigilar las fotos publicadas (algunos expertos recomiendan mejor no publicar fotos del todo), educar a los menores sobre los riesgos de la red y las formas de evitar caer en trampas, enseñarles que ante la menor duda o problema, pueden contarle a papa y a mama cualquier inconveniente. Además, estar atentos al tiempo que le dedica a la red y al comportamiento ordinario del menor, para detectar cualquier cambio que podría delatar un abuso por parte de un tercero.
Vale la pena hacer el esfuerzo. El tiempo dedicado a nuestros hijos ¡es el mejor regalo que podemos ofrecerles!
Alexandra Loría Beeche,