Cuando las cosas se hacen mal desde el principio –sin objetivos claros, sin planeamiento y sin indicadores de seguimiento–, el resultado no será más que la crónica de una muerte anunciada. Esto es lo que sin duda sucederá con el plan de atención integral a 20 mil familias en estado de pobreza, pues un reciente informe de la Contraloría General de la República señala los múltiples errores cometidos por el IMAS. Señalaré los aspectos que más me sorprendieron…
1. Por increíble que parezca, no existe un registro de las familias incorporadas al proceso de atención integral. Es impresionante que después de atender a 3253 familias en el 2011, no se tenga un registro de quienes fueron estas familias. Cuando no hay transparencia, es porque hay cosas que se quiere esconder al ojo público.
2. El plan no ha sido articulado de manera adecuada. No existe un mecanismo que obligue a otras instituciones del sector a prestar sus servicios a las familias priorizadas por el IMAS. Si el IMAS funciona como el cerebro de la operación, ¿qué es un cerebro sin los brazos que ejecuten sus pensamientos?
3. No hay uniformidad en el seguimiento de los avances de estas familias. Existen muchas “metodologías”, de las cuales, cada quien escoge la que más le conviene. Incluso, algunos de los encargados en llevar estos seguimientos dijeron no tener documentos al respecto pues “llevan en la mente el estado de avance” de las familias.
4. El cumplimiento de la meta se dificulta aún más porqué el INAMU tampoco cumplió su parte. Debía suministrarle unas listas de 4000 mujeres al año, y esta entidad redujo dicha lista a tan sólo 2040 mujeres por año.
De acuerdo al análisis realizado por la Contraloría, por la falta de personal que dispone el IMAS, de 20 mil familias que se pretende atender en el periodo 2011-2014 sólo se llegarán a atender 6788 familias. Ante todo esto, la Contraloría le exige al Ministro de Bienestar Social y presidente del IMAS tomar una serie de medidas en estos meses e incluso la participación directa de la Presidencia de la República para que esta última emita una directriz o decreto para hacer vinculante la participación de otras entidades en el programa. Habrá que ver si se logra corregir algo, o si los señalamientos de la Contraloría llegaran a oídos sordos.
Esperemos además que el IMAS corrija su actitud, pues quienes pagan los pecados administrativos de esta institución son justamente las personas para las que fue creado el IMAS: los costarricenses más pobres del país.
Patricia Pérez Hegg
Cuando las cosas se hacen mal desde el principio –sin objetivos claros, sin planeamiento y sin indicadores de seguimiento–, el resultado no será más que la crónica de una muerte anunciada. Esto es lo que sin duda sucederá con el plan de atención integral a 20 mil familias en estado de pobreza, pues un reciente informe de la Contraloría General de la República señala los múltiples errores cometidos por el IMAS. Señalaré los aspectos que más me sorprendieron…
1. Por increíble que parezca, no existe un registro de las familias incorporadas al proceso de atención integral. Es impresionante que después de atender a 3253 familias en el 2011, no se tenga un registro de quienes fueron estas familias. Cuando no hay transparencia, es porque hay cosas que se quiere esconder al ojo público.
2. El plan no ha sido articulado de manera adecuada. No existe un mecanismo que obligue a otras instituciones del sector a prestar sus servicios a las familias priorizadas por el IMAS. Si el IMAS funciona como el cerebro de la operación, ¿qué es un cerebro sin los brazos que ejecuten sus pensamientos?
3. No hay uniformidad en el seguimiento de los avances de estas familias. Existen muchas “metodologías”, de las cuales, cada quien escoge la que más le conviene. Incluso, algunos de los encargados en llevar estos seguimientos dijeron no tener documentos al respecto pues “llevan en la mente el estado de avance” de las familias.
4. El cumplimiento de la meta se dificulta aún más porqué el INAMU tampoco cumplió su parte. Debía suministrarle unas listas de 4000 mujeres al año, y esta entidad redujo dicha lista a tan sólo 2040 mujeres por año.
De acuerdo al análisis realizado por la Contraloría, por la falta de personal que dispone el IMAS, de 20 mil familias que se pretende atender en el periodo 2011-2014 sólo se llegarán a atender 6788 familias. Ante todo esto, la Contraloría le exige al Ministro de Bienestar Social y presidente del IMAS tomar una serie de medidas en estos meses e incluso la participación directa de la Presidencia de la República para que esta última emita una directriz o decreto para hacer vinculante la participación de otras entidades en el programa. Habrá que ver si se logra corregir algo, o si los señalamientos de la Contraloría llegaran a oídos sordos.
Esperemos además que el IMAS corrija su actitud, pues quienes pagan los pecados administrativos de esta institución son justamente las personas para las que fue creado el IMAS: los costarricenses más pobres del país.
Patricia Pérez Hegg