Nuestra Constitución Política, establece que todas las personas habitantes de este país debemos tener garantizado, como derecho humano, un ambiente sano y equilibrado.
Ahora bien, cada vez que me desplazo dentro o fuera del Área Metropolitana, logro observar cantidades de basureros a cielo abiertos, ya ni siquiera son clandestinos, pues las personas inescrupulosas lanzan los desechos o chatarra en las vías públicas e incluso a los ríos.
Cada vez que paso, por ejemplo por el río Virilla, por cualquiera de sus puentes, se nota el color achocolatado de las aguas de esa afluente, que recogen desechos por doquier, que al final van a parar al Golfo de Nicoya, y por ende, contaminando las playas de dicho sector, llenando de basura las costas.
La problemática que enfrentamos como país, es enorme, como gigantesca debe ser la solución. Producimos toneladas de basura, compramos diariamente productos que sus envases se convierten en desechos sólidos, que con buena suerte son tratados, pero que la mayoría va a parar a una alcantarilla y por lo consiguiente al cauce de algún río.
¿Será acaso que nos hemos convertido en personas más felices del mundo viviendo entre la basura? ¿a dónde vamos a parar con los basureros a cielo abierto, sitios ya de por sí, donde tiran desechos de todo tipo, incluyendo tóxicos? ¿qué está haciendo cada municipio para evitar basureros a cielo abierto? ¿cuáles son las medidas legales que puede el Estado para revertir y evitar esta situación?
Es hora de ponernos a pensar en opciones, que pongan fin a este problema. Hoy por hoy, la cantidad de desechos que se lanzan a la calle son descomunales.
Requerimos políticas rigurosas, para evitar que las personas dejen la basura donde les place. Es imperativo, que cada empresa que produce desechos sólidos peligrosos o no, se vea obligada a instalar centros de acopio, para que luego recoja estos residuos y proceda a un tratamiento adecuado y no que vayan a contaminar el aire, los suelos, subsuelos, mantos acuíferos, ríos, mares, que dan además como resultado la muerte de mucha flora y fauna en nuestra Feliz Costa Rica.
De todos los habitantes de este país depende si queremos vivir en medio de la cochinada, o si queremos forjar una Costa Rica limpia y amigable con el ambiente.
Recordemos que un país limpio no es el que tiene menos basura, sino más bien el que menos ensucia sus habitantes… Wilberth Gutiérrez Cabrera
Recientemente, en cada gira o paseo que realizo, me he dado a la tarea de observar el comportamiento de nuestra población, respecto al valor que se le da a la cultura, ornato, limpieza de vías, y principalmente a la protección de nuestro ambiente.