Esas expresiones son titulares de prensa recientes. Si no vinieran acompañadas de datos de la Encuesta de Hogares sobre el crecimiento real del desempleo, por cierto, el más alto de los últimos 30 años. Si no fuera verdad que el desempleo pasó a ser la principal preocupación de los costarricenses, por encima de la inseguridad ciudadana o del costo de la vida, según encuestas como la del CIED de la Universidad de Costa Rica de noviembre pasado. Si no fuera verdad –repetimos- que cientos de miles de costarricenses se las ven a palitos por causa del desempleo, el subempleo o la informalidad; podríamos pensar que se trata de una histeria colectiva construida, por sectores o por medios de comunicación interesados en crear alarma o atacar a las instituciones.
Si las causas del desempleo son múltiples, conviene que las atendamos con urgencia y que pongamos manos a la obra. Mientras el gasto público crece, el sector privado, aquejado por la crisis y los altos costos de operación, termina recortando personal, trasladándose a otros países y, en el mejor de los casos, sobreviviendo.
¿Qué podemos hacer? Algunas cosas elementales: Primero, capacitar para el trabajo, la oferta de trabajadores calificados, atrae empresas y crea demanda. Necesitamos renovar el INA, promover politécnicos, reconocer incentivos a las empresas que capacitan para el trabajo. Necesitamos aprobar legislación para promover el contrato-aprendizaje.
Segundo, no aumentar las cargas sobre el trabajo: no más impuestos, no más cargas sociales, no más rigidez laboral. Al contrario, necesitamos mayor flexibilidad.
Tercero, promover la creación de empresas –pequeñas, medianas y grandes-, sobre todo aquellas que promueven trabajos que paguen salarios dignos; empezando por eliminarles trabas burocráticas, engorrosas e innecesarias.
Cuarto, atraer más empresas para que inviertan con visión de largo plazo en nuestro país.
Quinto, recuperar la seguridad jurídica, la seguridad política, la seguridad económica. Esto es mucho más importante que los viajes de promoción de inversiones, o los folletos.
Lamentablemente, los datos de desempleo y de percepción son reales y por esto lo que conviene es atenderlos sin buscar héroes ni villanos. Lo que los costarricenses queremos son soluciones, no discursos. Son puestos de trabajo dignos los que urgen, no dimes y diretes.
Rodolfo Piza Rocafort
Las empresas limitan nuevas inversiones y contratación. Siete de cada diez empresarios descartan contratar personal en el 2015. El desempleo aumenta y golpea con mayor fuerza a mujeres y jóvenes. Los empresarios exigen medidas concretas para estimular el empleo y señales prontas y claras para aumentar la confianza. Cierran empresas o se trasladan a países vecinos, señalando altos costos de electricidad, cargas laborales, trabas gubernamentales e inseguridad para las inversiones.