Lunes, 09 Abril 2012 10:57

El mayor placer de un pueblo inteligente…

La frase con la que termina este comentario, sonará algo fuerte para algunos.  Alguien podría pensar que  es una grosería;  sin embargo,  lo último que quisiera es ser irrespetuoso con la gente tan culta que escucha este programa, caracterizado desde hace décadas por ser promotor de respeto.  Lo que intento más bien, es llamar la atención sobre acontecimientos que me tienen muy pero muy preocupado y que definitivamente me obliga a plantear esta reflexión.
Hace unos días,  la opinión pública fue conmocionada con la información de que funcionarios de altísimo nivel,  responsables primarios de dar ejemplo de claridad en el cumplimiento de sus obligaciones tributarias, no cumplieron con los rigores de declaración que la LEY establece sobre la propiedad de bienes inmuebles.  Hay algunas municipalidades que lograron que el 90% de sus contribuyentes declararan sus bienes, lo que nos dice que la minoría que no declara es la que siempre intenta zafarle el hombro a la obligación y se refugia en interpretaciones ambiguas y excusas repugnantes.  Si esta falacia con que se intentó justificar el funcionario fuera el proceder normal  ¿por qué entonces esos funcionarios salen corriendo a actualizar la declaración cuando se enteran de que una investigación periodística los delatará? y ¿por qué en una municipalidad más del 90% de los contribuyentes sí interpretan que es un deber ciudadano hacer la declaración de bienes inmuebles, pero el funcionario  que más clara debe tener la ley, interpreta lo contrario?.
Los mismos que vienen justificando su inoperancia en la función pública y su incapacidad de hacer obras por falta de recursos,  son los mismos que se escudan en la misma ineficiencia de recaudación que les protege y  en avales presidenciales muy cuestionables e improcedentes,  que lo único que demuestran es que la firmeza no era más que un lemita de campaña, vacío.
Antes de irse de vacaciones, cosa para la cual no les cuesta nada ponerse de acuerdo, y como para “terminar de arreglarla”, a algún diputadito  se le ocurrió defender un proyecto de ley que pretende perpetuar la inmunidad para algunos altos funcionarios públicos, incluidos los diputados.
Cuando uno ve noticias como estas,  lo único que atina a cuestionarse es ¿En qué mundo viven estos señores?  ¿En qué desgastan las neuronas cada día? ¿Cómo un poder ejecutivo clasifica una ocurrencia de esta naturaleza como uno de sus proyectos de prioridad? ¿Qué lectura hacen estos señores de los signos de los tiempos,  en los que más bien se pide a gritos la eliminación de estas inmunidades que solo han servido para dilatar y secretear procesos penales VERGONZOSOS?.
Me he sentido burlado y ofendido en mi inteligencia  con declaraciones de justificación  como las que he escuchado de estos señores.  Una gran mayoría de personas sentimos que se burlan de nosotros todos los días y que nos están tomando el pelo.  Una buena cantidad de personas en este país sentimos que ministros,  diputados, jueces y otros muchos funcionarios con poder,  nos ven cara de ingenuos o peor aún, nos ven cara de tontos.
No se equivoquen señores, no le jalen más el rabo a la ternera y no se la tiren de muy vivos.  Aunque yo lamento, que a veces este pueblo es más alfabetizado que educado, las gestas que nuestros antepasados dieron en pos de nuestras libertades se dieron casi siempre con la inspiración de una gran sabiduría popular y esa, es la misma sabiduría que hoy les reclama más respeto.  Que les exige más  prudencia al rendir cuentas y que sobre todo, les pide que tengan cuidado porque pueden estar subvaluando a este pueblo manso pero no menso y que les recuerda que “el mayor placer de un pueblo inteligente, es aparentar ser idiota frente a un montón de idiotas que aparentan ser inteligentes…”  Comentario de Alexander Hernández Camacho,
La frase con la que termina este comentario, sonará algo fuerte para algunos.  Alguien podría pensar que  es una grosería;  sin embargo,  lo último que quisiera es ser irrespetuoso con la gente tan culta que escucha este programa, caracterizado desde hace décadas por ser promotor de respeto.  Lo que intento más bien, es llamar la atención sobre acontecimientos que me tienen muy pero muy preocupado y que definitivamente me obliga a plantear esta reflexión.
Hace unos días,  la opinión pública fue conmocionada con la información de que funcionarios de altísimo nivel,  responsables primarios de dar ejemplo de claridad en el cumplimiento de sus obligaciones tributarias, no cumplieron con los rigores de declaración que la LEY establece sobre la propiedad de bienes inmuebles.  Hay algunas municipalidades que lograron que el 90% de sus contribuyentes declararan sus bienes, lo que nos dice que la minoría que no declara es la que siempre intenta zafarle el hombro a la obligación y se refugia en interpretaciones ambiguas y excusas repugnantes.  Si esta falacia con que se intentó justificar el funcionario fuera el proceder normal  ¿por qué entonces esos funcionarios salen corriendo a actualizar la declaración cuando se enteran de que una investigación periodística los delatará? y ¿por qué en una municipalidad más del 90% de los contribuyentes sí interpretan que es un deber ciudadano hacer la declaración de bienes inmuebles, pero el funcionario  que más clara debe tener la ley, interpreta lo contrario?.
Los mismos que vienen justificando su inoperancia en la función pública y su incapacidad de hacer obras por falta de recursos,  son los mismos que se escudan en la misma ineficiencia de recaudación que les protege y  en avales presidenciales muy cuestionables e improcedentes,  que lo único que demuestran es que la firmeza no era más que un lemita de campaña, vacío.
Antes de irse de vacaciones, cosa para la cual no les cuesta nada ponerse de acuerdo, y como para “terminar de arreglarla”, a algún diputadito  se le ocurrió defender un proyecto de ley que pretende perpetuar la inmunidad para algunos altos funcionarios públicos, incluidos los diputados.
Cuando uno ve noticias como estas,  lo único que atina a cuestionarse es ¿En qué mundo viven estos señores?  ¿En qué desgastan las neuronas cada día? ¿Cómo un poder ejecutivo clasifica una ocurrencia de esta naturaleza como uno de sus proyectos de prioridad? ¿Qué lectura hacen estos señores de los signos de los tiempos,  en los que más bien se pide a gritos la eliminación de estas inmunidades que solo han servido para dilatar y secretear procesos penales VERGONZOSOS?.
Me he sentido burlado y ofendido en mi inteligencia  con declaraciones de justificación  como las que he escuchado de estos señores.  Una gran mayoría de personas sentimos que se burlan de nosotros todos los días y que nos están tomando el pelo.  Una buena cantidad de personas en este país sentimos que ministros,  diputados, jueces y otros muchos funcionarios con poder,  nos ven cara de ingenuos o peor aún, nos ven cara de tontos.
No se equivoquen señores, no le jalen más el rabo a la ternera y no se la tiren de muy vivos.
Aunque yo lamento, que a veces este pueblo es más alfabetizado que educado, las gestas que nuestros antepasados dieron en pos de nuestras libertades se dieron casi siempre con la inspiración de una gran sabiduría popular y esa, es la misma sabiduría que hoy les reclama más respeto.  Que les exige más  prudencia al rendir cuentas y que sobre todo, les pide que tengan cuidado porque pueden estar subvaluando a este pueblo manso pero no menso y que les recuerda que “el mayor placer de un pueblo inteligente, es aparentar ser idiota frente a un montón de idiotas que aparentan ser inteligentes…”  Comentario de Alexander Hernández Camacho,