Miércoles, 06 Junio 2012 05:46

El chorizo, la sinvergüenzada en la Costa Rica de hoy

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Roben, sean sinvergüenzas, que el país lo premia. Eso le estamos diciendo a las nuevas generaciones. Roben, roben mucho. Sean chollados, hagan negocios con la plata del pueblo. Lo importante es aparentar. Lo importante es tener, aunque sea a expensas del pueblo. El Estado existe para que le robemos el dinero del pueblo.
Ese es el mensaje que reciben las nuevas generaciones. Se trata de hacer negocio con todos los dineros públicos. Se hace chorizo de todo y con todo. Ni la Caja se salva.
Esa es la realidad que ocurre en el día a día, gracias a lo que denuncia la prensa.
Lo que ocurre en la trocha de la vergüenza, que primero se llamaba carretera de la dignidad, es un ejemplo del serio problema que tenemos entre manos. Hay una profunda crisis de valores, aunque sea trillado decirlo. Es un asunto ético, y punto.
Parece que ser sinvergüenza, poca pena y chollado es bien visto. Es decir, el país le está diciendo al mundo que aquí premiados a los vivazos que se roban los dineros públicos, que los consideramos inteligentes, brillantes, capaces, ingeniosos, audaces, y hasta presidenciables.
Pero volvamos a la trocha. Siete empresas no le pagaban a la Caja Costarricense del Seguro Social. Varias empresas no reportaron sus ingresos a Tributación Directa. Muchas empresas recibieron adjudicaciones a pesar de que no tienen equipos pesados reportados. Y hay serias denuncias de mordidas, premios y comisiones para funcionarios públicos. Todo se hizo con los dineros de la declaratoria de emergencia.
¿Cuál es la diferencia entre esto y lo ocurrido con el préstamo finlandés en la Caja Costarricense del Seguro Social?
¿Quién puede respetar a los políticos en medio de un escándalo como el de la trocha de la indignidad, que nos deja tan mal parados frente a los vecinos del norte, que entran y salen de Isla Calero como Pedro por su casa? En Nicaragua se ríen de esto.
Costa Rica necesita un remezón, una revolcada, un cambio de timón, una vuelta a los valores. Las nuevas generaciones tienen toda la razón de no querer nada con la política ni con los políticos. Se lo han ganado a punta de chorizos. El Estado es para servir, no para servirse. Es para servirle al pueblo, no para enriquecerse vilmente.
Roben, sean sinvergüenzas, que el país lo premia. Eso le estamos diciendo a las nuevas generaciones. Roben, roben mucho. Sean chollados, hagan negocios con la plata del pueblo. Lo importante es aparentar. Lo importante es tener, aunque sea a expensas del pueblo. El Estado existe para que le robemos el dinero del pueblo.
Ese es el mensaje que reciben las nuevas generaciones. Se trata de hacer negocio con todos los dineros públicos. Se hace chorizo de todo y con todo. Ni la Caja se salva.
Esa es la realidad que ocurre en el día a día, gracias a lo que denuncia la prensa.
Lo que ocurre en la trocha de la vergüenza, que primero se llamaba carretera de la dignidad, es un ejemplo del serio problema que tenemos entre manos. Hay una profunda crisis de valores, aunque sea trillado decirlo. Es un asunto ético, y punto.
Parece que ser sinvergüenza, poca pena y chollado es bien visto. Es decir, el país le está diciendo al mundo que aquí premiados a los vivazos que se roban los dineros públicos, que los consideramos inteligentes, brillantes, capaces, ingeniosos, audaces, y hasta presidenciables.
Pero volvamos a la trocha. Siete empresas no le pagaban a la Caja Costarricense del Seguro Social. Varias empresas no reportaron sus ingresos a Tributación Directa. Muchas empresas recibieron adjudicaciones a pesar de que no tienen equipos pesados reportados. Y hay serias denuncias de mordidas, premios y comisiones para funcionarios públicos. Todo se hizo con los dineros de la declaratoria de emergencia.
¿Cuál es la diferencia entre esto y lo ocurrido con el préstamo finlandés en la Caja Costarricense del Seguro Social?
¿Quién puede respetar a los políticos en medio de un escándalo como el de la trocha de la indignidad, que nos deja tan mal parados frente a los vecinos del norte, que entran y salen de Isla Calero como Pedro por su casa? En Nicaragua se ríen de esto.
Costa Rica necesita un remezón, una revolcada, un cambio de timón, una vuelta a los valores. Las nuevas generaciones tienen toda la razón de no querer nada con la política ni con los políticos. Se lo han ganado a punta de chorizos. El Estado es para servir, no para servirse. Es para servirle al pueblo, no para enriquecerse vilmente.