Con solo 19 años fue electo presidente de la Confederación de Trabajadores Rerum Novarum, donde desarrolló una labor de dirigencia sindical y luego se desempeñó como secretario regional para asuntos de América Latina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Militó en el Ejército de Liberación Nacional en la revolución de 1948, fue electo el más joven de los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente que redactó nuestra Constitución de 1949.
Fue ministro de la Presidencia en el Gobierno de José Figueres Ferrer y embajador ante el Gobierno de Israel.
Paso por la Asamblea Legislativa en dos ocasiones como diputado y fue Presidente de la misma.
Fue el autor de la Ley Reguladora de las Relaciones entre Productores, Beneficiadores y Exportadores de Café.
También propuso la Ley del Décimo Tercer Mes o Aguinaldo, la Ley de Fomento y Desarrollo Avícola, la Ley de Exoneración de Impuestos a los Instrumentos Musicales, la Ley de la Propina y fue uno de los impulsores de la Ley de Fomento a la Industria Rural.
Fundo y presidió el Centro de Estudios Democráticos de América Latina (Cedal) desde 1968.
En 1982 fue electo Presidente de la República por el Partido Liberación Nacional, logrando uno de los triunfos más amplios de nuestra historia.
Su Gobierno enfrentó una de las más agudas crisis económica, social y moral que ha sufrido el país, retos que incluyeron evitar el contagio de la violencia y la guerra que azotaba a los países vecinos y el extremismo ideológico que amenazaba desde Nicaragua y desde grupos guerrilleros de otros países centroamericanos.
Al inicio de su mandato encontró una economía sumergida en crisis, con elevadas tasas de desempleo y de inflación. Para controlar la devaluación presentó la reforma la Ley de la Moneda, obligando a que todas las divisas que provenían del extranjero entraran al sistema bancario nacional. Además, redujo la inflación y tomó medidas para aliviar la gran crisis económica que heredó del Gobierno anterior, impulsado el programa Volvamos a la tierra, para potenciar el agro e impulsó el cooperativismo como medio para democratizar la economía. Y logró que la Asamblea Legislativa aprobara una ley para apoyar la agricultura de riego, la austeridad en el gasto público e impulsó las exportaciones y el turismo.
Su visión política la sintetizo en una reflexión que atribuye a todo el país, pero que es muy particular del gran estadista que fue. Dijo en 1982 que: “intuitivamente el pueblo costarricense ha comprendido que sin libertad política se vive con angustias y temores; que sin justicia social la libertad política es una fórmula vacía; y que, sin paz ni la libertad ni la justicia pueden tener vigencia”.
Intuitivamente defendió un sano nacionalismo, pues decía: “Nosotros necesitamos introducir más el factor del sentimiento nacional sano para afrontar esta vorágine universal, para garantizar el destino de nuestra democracia y la cohesión del pueblo costarricense”. No podría estar más de acuerdo y por ello creo fundamental que se divulgue la obra y se rinda honor a la figura pública que encarna la idiosincrasia costarricense como fue el caso de este estadista que supo estar a la altura de sus tiempos y enfrentar una tormenta política regional que amenazó la paz doméstica en medio de una crisis económica heredada y un clima social explosivo. Su temple nos sacó de la tempestad.
Su benemeritazgo será un reconocimiento a los aportes, logros y méritos de este gran costarricense.