Hasta hoy parece ser que las autoridades políticas no han sido capaces de generar un acceso igualitario a nivel de calidad en educación para las familias más pobres; además no existe para estas la seguridad de poder acceder a la educación superior debido a la falta de recursos. Por ello, mientras los gobiernos no planifiquen una igualdad desde las bases, no existirá la superación de la pobreza y el círculo seguirá proyectándose por siempre.
En los pueblos de América Latina y el Caribe no es un secreto que la inversión en el sector educativo es deficiente, además de mal distribuida, descuidando la formación de esos futuros profesionales y trabajadores que se encargarán del diario desarrollo de nuestras sociedades.
De acuerdo con la sicóloga educacional Bárbara Eyzaguirre, es importantepresionar hacia el logro de una educación temprana y de calidad; establecer un liderazgo fuerte hacia lo académico; definir metas académicas claras y concretas yconcentrarse en la enseñanza y el aprendizaje de destrezas básicas.
También es importantecrear un ambiente de aprendizaje y trabajo entre los profesores; el monitoreo del progreso; el tiempo dedicado al estudio y tener presente la importancia de un ambiente seguro y ordenado que facilite el aprendizaje, el compromiso y participación activa de los estudiantes.Por últimose debe considerar incorporar en los procesos educativos un importante contenido de educación en valores.
Esto por cuanto, ante las tendencias mundiales orientadas hacia un aprovechamiento irracional de los recursos, al individualismo egoísta, criterios puramente economicistas y la intolerancia a la diversidad cultural, se hace imprescindible que la educación se enfoque en la unidad, la solidaridad, la valoración de las riquezas propias y la aceptación de las diferencias culturales.
También es fundamental una educación para la paz, en y para los derechos humanos, ambiental, popular, liberadora, para la vida, la mundialización, intercultural; es decir, toda una variedad de prácticas pedagógicas de enseñanza para la convivencia diaria y la superación de los problemas sociales que se afrontarán en la vida.
Sin lugar a dudas la mejor solución para romper el círculo de la pobreza como una realidad social que nos rodea, radica en la educación temprana y de calidad. Invertir en el potencial humano cumple objetivos desde un punto de vista económico, moral y ético ya que, de esta forma, se proporcionan numerosos beneficios a toda la humanidad.