Los goces de Europa que se dan algunos parlamentarios diz que para conocer experiencias de la supuesta economía social solidaria, los hacen perder de vista de lo que ya con gran suceso se hace en el país, todo gracias a la inspiradora idea del benemérito de la patria don Alberto Martén, que hoy une a más de 500.000 trabajadores.
Mientras por un lado se le da al solidarismo rango constitucional, por el otro se le serrucha el piso y se le socaba con pretendidos gravámenes, mucho más onerosos de los que ya soporta.
Algunos botones de muestra de las losas que conforman la lápida que poco a poco se construye en silencio, en conciliábulos, bajo el embrujo del champán con el que se brinda en manidas prácticas de los aficionados a la buena vida, máxime cuando esta es financiada por el bolsillo ajeno.
El Banco Central procura retener fondos del ahorro de los trabajadores y generarles cero utilidades porque ese dinero tiene que paliar el despilfarro de un estado dispendioso y gastón.
Pretenden elevar la carga impositiva a los excedentes (o sea el dinero que se distribuye cada año producto de los intereses generados con los préstamos entre los asociados).
Impuestos draconianos a la cesantía más allá de los ocho años, plata aportada solidariamente por patronos y trabajadores, fundamentalmente para paliar el bajo monto de la pensión, que se le paga a quienes no tienen el privilegio de retirarse con regímenes reservados a unos pocos.
Economía social lapidaria debería llamarse este engendro que nos deja ver los filosos colmillos de quienes procuran impuestos fáciles contra empresarios formales, empresas serias y formas de organización que ya contribuyen en demasía.
Viajes, comilonas en restaurantes finos pagadas del bolsillo del llamado Banco de los trabajadores, amarres parlamentarios, todo eso gira en torno a lo que se ha denominado economía social solidaria, desconociéndose así que el país tiene un liderazgo y una rica experiencia exportable en materia de solidarismo, al que paradójicamente se le quiere poner una lápida a punta de cargas impositivas.
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