Don Luis Guillermo Solís en compañía del canciller don Manuel González Sanz abandonó el salón de la Asamblea General de la ONU antes de comenzar el discurso el presidente de Brasil Michel Temer. Aparentemente, de común acuerdo los representantes de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador hicieron lo mismo de manera orquestada, simultánea y ostensible. Coincidencias de esta naturaleza son difíciles de lograr aún bien planeadas.
El Canciller Manuel González Sanz explicó que.”El presidente decidió retirarse, pues no comparte algunos acontecimientos acaecidos en ese país. No hemos ofendido en nada a Brasil.” Es clara la intencionalidad del presidente Solís que es confirmada con esta expresión del Canciller González. Se salió por discrepar, se levantó y se fue censurando y además el Canciller lo señala por escrito por que “no comparte algunos acontecimientos acaecidos en ese país.” El daño está hecho y el desaire se materializó en el foro de la tolerancia y sitio de encuentro de la humanidad.
El Ministerio de Relaciones Exteriores a su vez emitió una declaración señalando: “Sin embargo, nuestra decisión, soberana e individual, de no escuchar el mensaje del señor Michel Temer en la Asamblea General, obedece a nuestra duda de que ante ciertas actitudes y actuaciones, se quiera aleccionar sobre prácticas democráticas.” O sea se reitera la discrepancia con Brasil, nos pronunciamos sobre sus asuntos internos, y hacemos un desaire para dejarlo patente.
El chavismo remanente en América Latina se puso de pie de manera simultánea y orquestada. Costa Rica hizo lo mismo. Mal hace a Costa Rica la identificación del país con el chavismo internacional. Con ellos no comparte el país valores, ni formas, políticas ni prácticas. No es Cuba un país democrático. No es Venezuela un país en el que se produzca el respeto hacia los derechos electorales y los derechos humanos de sus ciudadanos. No es Nicaragua el mejor ejemplo de un régimen de derecho, ni en el que no existan hechos, acciones y decisiones de gobierno de ese país, donde usando la expresión del señor canciller, Costa Rica “no comparta algunos acontecimientos acaecidos en ese país”. ¿Son esos los asociados en el desaire? ¿Son ellos los que dan lecciones de bien hacer? ¿Son esos países los que están exentos de limitaciones para “aleccionar sobre prácticas democráticas” en palabras del señor Canciller?
Si el gobierno de Costa Rica considera que en Brasil hay situaciones incompatibles con el interés costarricense debe decirlo claro y directo, llamando al Embajador de Brasil a la Cancillería para decirlo y enviando a nuestro Embajador a su Cancillería a manifestarlo. La política exterior de un país no se ejerce usando el desaire como herramienta.
Costa Rica debe de ser clara en el respaldo del estado de derecho, de no intervención en asuntos extranjeros, de apoyo a la Carta Democrática de la OEA, y jamás formar parte ni por casualidad y coincidencia del grupo al que se sumó en censurar a Brasil. Aquellos no representan la democracia ni el derecho. Aquellos no representan el respeto a los derechos humanos o ya se nos olvidaron los fusilamientos en Cuba sin juicios ni pruebas por ser detalles burgueses anacrónicos…
Un error grave se ha cometido. Un desaire del más alto nivel ha tenido lugar. La diplomacia costarricense está hoy arrinconada por sus propias palabras. La presidencia está hoy más identificada con el chavismo del sur. Hay que reconocer que no se hizo lo correcto y hay que hacer un gesto amable de amistad hacia el Brasil nuestro pueblo hermano. Es tiempo de reparar el yerro y reconocer nuestras responsabilidades.