La altivez es útil, todo hombre debe ser altivo, pues nada lástima tanto como un ser servil. El servil parece que manda, parece que constantemente hace daño. Por eso nuestros comentarios ecológicos son una búsqueda de la verdad, porque lo verdadero lo es aunque no se lo quiera oír, y es mejor oírlo. Creemos que al hablar con la verdad y la realidad, nuestra palabra no caerá en descrédito pues esto ha de conservar su majestad como conserva su honra la mujer, decía Martí.
En este mundo del ambientalismo, algunos hombres, algunas empresas o algunos políticos siempre intentarán cerrarle el paso a quien no se les agache y no acepte sus prebendas y lisonjas. Esto es una realidad que hemos vivido y sentido. Pero hay que mantenerse erguido, porque nada hace padecer tanto a un hombre que ver interceptadas por la malignidad o el interés mezquino, sus intenciones de promover un verdadero desarrollo sostenible.
Nosotros nos debemos al pueblo. Usted que nos escucha. Queremos respetuosa y particularmente, educarlo y capacitarlo en materia ambiental, porque sabemos que la ignorancia es temible y en manos de los políticos de oficio es aún peor.
A usted que me escucha, le recuerdo que los malos no triunfan, sino cuando los buenos son indiferentes. Por eso la conciencia nacional y dentro de ella la ambiental, debe despertar en todos los costarricenses. Pero tomen en cuenta que un pueblo inteligente e informado no puede ser fanático.
Nuestros comentarios buscan que el pueblo tenga absoluto y pleno concepto de su dignidad y de su honra, pues solo la moralidad de los individuos puede conservar el esplendor de Costa Rica. No es hombre honrado el que desea para su pueblo una generación de hipócritas y egoístas que solo buscan su interés personal o grupal.
Por eso trato de compartir con ustedes mis conocimientos y experiencias ecológicas. Siempre traten de decir la verdad ambiental. La verdad bien dicha o dicha a tiempo dirige es la forma de neutralizar a los enemigos de la Naturaleza, de Costa Rica.
La libertad de opinión es el don más sublime que poseo. Si me lo roban, me roban la vida.
Alexander Bonilla Durán