Jueves, 03 Julio 2014 07:51

Denigrar a los demás, es también denigrarnos nosotros

A pesar de que algunos consideran que en nuestra época la discriminación racial no existe, esto es una absoluta falacia. Desgraciadamente la discriminación hacia las personas de diferentes etnias sigue siendo un problema de graves consecuencias emocionales y sociales, y lo más peligroso es que se da en nuestra sociedad mediante una discriminación sutil que es aún más grave pues no es tan evidente.

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Muchas personas siguen discriminando por medio de burlas, choteos, chistes o frases grotescas que, perfectamente, pueden hacer sentir mal a alguien y hasta llegar al estado grave de la discriminación. En fin, expresiones contra personas de otras culturas que, muchas veces, se dicen de manera muy mecánica, y hasta inconsciente porque son de uso popular, sin determinar las repercusiones negativas que podría tener pues alienta a prejuicios y estereotipos, además de privar a las personas de los principales fundamentos de igualdad y no discriminación.
Por eso, aunque la Organización de Naciones Unidas se haya ocupado desde su fundación del problema de la discriminación obligando a todos los Estados a erradicar la discriminación del ámbito público y privado, pareciera que esto no ha sido suficiente para evitar que el racismo y la intolerancia sigan destruyendo vidas y comunidades por medio de sus diversas manifestaciones.
Cómo es posible, según lo determinó la misma Defensoría de los Habitantes de nuestro país, que una chiquita negra llegara a la escuela llena de harina para que sus compañeritos no se burlaran de ella por su color. También el caso Coyote fue muy conocido en Costa Rica donde en una discoteca muy popular ubicada en un Mall prohibían, abiertamente, el ingreso de jóvenes afrodescendientes, apelando a estereotipos racistas.
¡Por favor!, cómo vamos a permitir este tipo de situaciones tan inhumanas. Si bien en el caso de la niña y la discoteca se tomaron las resoluciones pertinentes para evitar la discriminación, ¿cuántos otros casos existen en Costa Rica que no son denunciados o que, apelando al hecho de que es natural, o solo un juego, se llegan a humillar a personas de otras etnias?…
No olvidemos el primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que señala que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. De ahí la urgencia de establecer medidas más fuertes de concientización, sensibilización, visibilización y divulgación que lleven realmente a evitar estas tendencias tan nefastas para el bienestar social. Por ello, tener empatía, comprender al otro, respetar las diferencias, aprender a que todos somos piezas fundamentales de ese rompecabezas llamado mundo, se hace hoy una tarea estrictamente necesaria.
En este sentido, tanto el Gobierno, como el Ministerio de Educación Pública, el Ministerio de Cultura, o la Asamblea Legislativa, deben actuar y educar con firmeza para realizar cambios sustanciales en las aulas, y en la cultura costarricense en general, mediante medidas más tajantes, campañas de concientización y promoción de actividades que combatan la desigualdad, las discriminaciones y la intolerancia.Y a la ciudadanía, por supuesto, le corresponde permanecer alerta para que este tipo de casos no pasen desapercibidos, en especial, para no ser protagonistas de acciones que denigren a otros porque, de hacerlo, de alguna manera nos estamos también denigrando nosotros.