Por eso este panorama tan peculiar que estamos viviendo, más allá de generar ofuscaciones, conflictos, insultos, dimes y diretes, comentarios sin argumentos, nos debería servir para tratar de reflexionar sobre la importancia que tiene la participación ciudadana en la construcción de una democracia más sólida y estable y, así mismo, replantearse los retos que enfrenta el aparato del Estado al enfrentarse a esquemas de participación ciudadana para llevar a cabo su tarea de Gobernabilidad.
En este sentido es importante enfatizar que aunque la situación deseable de una sociedad es contar con una ciudadanía participativa que se involucre en temas comunitarios de una manera responsable y civilizada, también hay que aceptar que en la medida en que haya más actores participando activamente se vuelve más compleja la dinámica de comunicación y la atención de necesidades públicas por parte del Estado, pues cada actor tiene intereses particulares que muchas veces van en contra de los intereses de otros actores.
Por ello, ante esta situación el Estado tiene que idear mecanismos que sean efectivos en la representación legítima de los intereses de los ciudadanos, de tal manera que se pueda reducir la influencia de aquellos grupos de poder que representan intereses no necesariamente tangenciales con los de la ciudadanía. De no hacerlo, como ha sucedido en algunos momentos de la historia, se estaría atentando descaradamente a la esencia de la democracia que es…..
Sin embargo, el reto va más allá de esto, e incluso es más cercano a nosotros como individuos pues prácticamente cualquier persona en Costa Rica puede percibir que vivimos una democracia limitada por el déficit de participación ciudadana, claro más allá de ciertos grupos organizados, y no es de extrañarse de esta baja participación que tenemos en el país en temas públicos, políticos y sociales debido a los sinsabores, los abusos, las que la política, o algunos políticos, han generado en la ciudadanía. Pero ello tampoco es excusa para la apatía o el conformismo.
Porque, por ejemplo, ¿Cómo van a representar quienes están en cargos públicos los intereses comunes si ni la ciudadanía exige a sus representantes que atiendan sus necesidades? Ahora bien, para lograr esto, se necesita diseñar de manera inteligente, prudente y asertiva mecanismos que permitan a la ciudadanía exponer sus necesidades y sus intereses, y que ayuden a los representantes a comprender las prioridades de la población, más allá de mecanismos basados en el insulto o el despropósito.
Si bien, ningún mecanismo es perfecto en la Democracia, si es importante que iniciemos un proceso de aprendizaje, de compromiso y de acercamiento con nuestros representantes de una manera sistemática y pertinente.Hay quienes se oponen a estos instrumentos argumentando que la sociedad no está lo suficientemente capacitada o informada como para emitir juicios educados sobre temas públicos, no creo que sea la razón, pero sí es un hecho que nunca estaremos listos para poder emitir juicios educados sobre temas públicos si no comenzamos a hacerlo, y en esto los centros educativos, en especial los colegios y universidades, poseen un rol fundamental. Ahora bien, la pregunta es: ¡estaremos realmente dispuestos a negociar, a participar y a proponer?...
Nuestra democracia está pasando por un momento de crisis la cual se puede tomar en el sentido etimológico de la expresión al estarse viviendo momentos de cambio donde la pérdida de afiliación y credibilidad de los partidos políticos y la escasa participación o desafección de la ciudadanía parecen ser los motores del sistema democrático, y esta etapa de crisis no necesariamente debe ser negativa como generalmente se piensa.