¿Y qué hay que hacer para lograr esto?, pues sencillamente descubrir la importancia de la lectura. No obstante, lamentablemente, muchas personas no han logrado comprender que la capacidad lectora es una herramienta valiosísima para nutrir el intelecto y el alma. Y esta es una ilógica y triste realidad pues, según lo señaló la Encuesta sobre las prácticas culturales en Costa Rica, aunque el 98% de costarricenses sabe leer, el 51% de los costarricenses ha leído libros en el último año y el 59% no ha comprado ninguno en este periodo.
Ahora bien, la lectura, como todo hábito, se desarrolla desde la casa y de manera más fuerte durante los primeros seis años de vida, por eso es fundamental que los padres les enseñen a sus hijos a amar la lectura como un pasatiempo entretenido y educativo. ¡Qué mejor que los niños vean a sus padres poniendo en práctica este hábito! Y ni qué decir del compromiso que maestros y profesores tienen en fomentar el amor por los libros, más allá de una calificación o comprobación de lectura, sino como una manera de crecimiento personal.
Se debe tener bien claro que la importancia de un libro está directamente relacionada con el desarrollo de la cultura en la humanidad, por eso no debe ser un privilegio de unos cuantos, sino un derecho y una obligación social para acceder no solo a la información sino a la formación. Los libros nos hacen imaginar, vivir, sentir, soñar, viajar, conocer, vivir a través de las historias de los personajes, descubrir nuestra propia vida, en pocas palabras, los libros nos brindan la maravillosa experiencia de ser libres.
También los libros son la mejor herramienta para la educación, pues aunque se cuenta con muchísima tecnología, nada sustituye un libro. Sus beneficios son múltiples, por ejemplo; agiliza la mente; desarrolla la imaginación; aumenta el vocabulario; entrena al cerebro; brinda patrones de sueño saludable; disminuye el riesgo de padecer Alzheimer; es un entretenimiento relativamente barato; reduce el estrés y nos brinda un desarrollo emocional.
Además un aspecto vital de los libros es que nos hace ser autónomos, no depender de otros para comprender, no ser manipulados, tener un pensamiento más crítico y, con ello, poder tomar mejores decisiones personales y sociales. Por ello, qué mejor que celebrar este 23 de abril, Día Internacional del Libro y el Idioma Español, con la predisposición y el compromiso de abocarnos al disfrute de un libro dejándonos seducir por las letras. Que este día nos haga recordar esa certera máxima de Joseph Addison cuando señala que “leer es para la mente lo que el ejercicio físico para el cuerpo". Ojalá entonces que plasmemos, permanentemente, este placentero ejercicio de la lectura.
Decía Jorge Luis Borges que “de los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”.
Efectivamente la importancia de los libros en la vida de las personas es difícil de sobreestimar. Desde pequeños, de manera directa o indirecta, estamos en contacto con los libros. El libro es un buen amigo y consejero, maestro y guía, un psicólogo y un médico. Pero para que eso realmente suceda, hay que aprender ser amigos del libro, aprender a comprenderlo, oírlo, sentirlo, degustarlo, vivirlo, amarlo...