Lunes, 25 Julio 2011 10:16

¡A vos, mi inspirador maestro!

¡Cuánta inspiración!, ¡cuánta paz!, ¡cuántas enseñanzas!, ¡cuánta pasión!, ¡cuántas alegrías!, ¡cuántas lágrimas! y ¡cuánta belleza!, sembraron en mi vida la filosofía, la música, la poesía y las reflexiones del gran maestro Facundo Cabral. Hoy, como un homenaje para él en su nuevo recorrido, comparto parte de su arte con ustedes:
“No estás deprimido, estás distraído. Distraído de la vida que te puebla, distraído de la vida que te rodea delfines, bosques, mares, montañas, ríos. No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano, cuando en el mundo hay 5,600 millones. Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco…, algo fundamental para vivir. No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los 90.
No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. Además, la vida no te quita cosas: te libera de cosas…; te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones. No perdiste a nadie: el que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre.
Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida. Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición.
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto que sufrir es una pérdida de tiempo. Y si tienes cáncer o SIDA, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)…y si le ganas, serás más humilde, más agradecido…, por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser. No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los jóvenes: te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida. Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida.
No estás deprimido, estás distraído. Si escucharas al otro, al que llevas dentro, sabrías todo, en todo encontrarías algo para ti, entonces te elevarías constantemente, y ya no habría confusión sino matices, y en esa serenidad no buscarías nada, entonces encontrarías todo, y estando en el presente dirías y harías lo que hay que decir y hacer a cada momento, natural y graciosamente, sin esfuerzo, lo que haría que  tu relación con los demás sería plena y al crecer en el amor serías más creativo, sin límites ni condiciones. La ignorancia nos hace sentir encerrados y mortales, es decir nos encerramos y limitamos solos, el miedo nos distrae del amor que es sabio y valiente,  porque sabe que no hay medidas... No estás deprimido, estás distraído del todo, que es ahora mismo”.
Sí Facundo, “el que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos”, mientras tanto tus aleccionadoras palabras seguirán siendo universales; porque fuiste del mundo, de la perpetua seducción de la música, de la protesta eterna del profundo pensamiento, de la perenne acuciosidad de la filosofía, del pálpito errante del sentimiento...; “ser feliz fue tu color de identidad”, tu voz fue inmortal, y lo seguirá siendo... Hoy, en nombre de muchos, y hasta el infinito, te rindo mi más vehemente, enérgico y cariñoso aplauso. ¡Buen viaje mi admirado maestro!, ¡mi admirado mensajero de paz!, gracias por regalarle al mundo tu inspirador talento hecho poesía...
¡Cuánta inspiración!, ¡cuánta paz!, ¡cuántas enseñanzas!, ¡cuánta pasión!, ¡cuántas alegrías!, ¡cuántas lágrimas! y ¡cuánta belleza!, sembraron en mi vida la filosofía, la música, la poesía y las reflexiones del gran maestro Facundo Cabral. Hoy, como un homenaje para él en su nuevo recorrido, comparto parte de su arte con ustedes:
“No estás deprimido, estás distraído. Distraído de la vida que te puebla, distraído de la vida que te rodea delfines, bosques, mares, montañas, ríos. No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano, cuando en el mundo hay 5,600 millones. Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco…, algo fundamental para vivir. No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los 90.
No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. Además, la vida no te quita cosas: te libera de cosas…; te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones. No perdiste a nadie: el que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi
madre.
Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida. Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición.
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto que sufrir es una pérdida de tiempo. Y si tienes cáncer o SIDA, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)…y si le ganas, serás más humilde, más agradecido…, por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser. No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los jóvenes: te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida. Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor.
El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida.
No estás deprimido, estás distraído. Si escucharas al otro, al que llevas dentro, sabrías todo, en todo encontrarías algo para ti, entonces te elevarías constantemente, y ya no habría confusión sino matices, y en esa serenidad no buscarías nada, entonces encontrarías todo, y estando en el presente dirías y harías lo que hay que decir y hacer a cada momento, natural y graciosamente, sin esfuerzo, lo que haría que  tu relación con los demás sería plena y al crecer en el amor serías más creativo, sin límites ni condiciones. La ignorancia nos hace sentir encerrados y mortales, es decir nos encerramos y limitamos solos, el miedo nos distrae del amor que es sabio y valiente,  porque sabe que no hay medidas... No estás deprimido, estás distraído del todo, que es ahora mismo”.
Sí Facundo, “el que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos”, mientras tanto tus aleccionadoras palabras seguirán siendo universales; porque fuiste del mundo, de la perpetua seducción de la música, de la protesta eterna del profundo pensamiento, de la perenne acuciosidad de la filosofía, del pálpito errante del sentimiento...; “ser feliz fue tu color de identidad”, tu voz fue inmortal, y lo seguirá siendo... Hoy, en nombre de muchos, y hasta el infinito, te rindo mi más vehemente, enérgico y cariñoso aplauso. ¡Buen viaje mi admirado maestro!, ¡mi admirado mensajero de paz!, gracias por regalarle al mundo tu inspirador talento hecho poesía...