El 26 de agosto es una fecha especial para los costarricenses por dos razones de gran trascendencia para el país. En esta fecha, 26 de agosto de 1940, fue aprobada en la Asamblea Legislativa la creación de la Universidad de Costa Rica, que tan buenos  frutos le ha dado al país con las generaciones de profesionales graduados en esa casa de estudios.
Es también el 26 de agosto de 1943 que el Congreso aprueba  la ley No.2,  que proporcionó a los costarricenses el Código de Trabajo que nos rige y que estaba y está destinado a “regular los derechos y obligaciones de patronos y trabajadores con ocasión del trabajo, de acuerdo con los principios de Justicia Social”, como señala su artículo primero.
Algunos cambios se le han hecho desde entonces, con el propósito de mejorar las condiciones laborales. Pero, en lo esencial, sigue manteniendo la lozanía de los primeros años. En verdad, los grandes temas que contiene esta ley parten  de 15 años atrás, con el proyecto presentado por don Carlos María Jiménez, cuando impulsó la creación del Ministerio de Trabajo, con el fin primordial de elaborar la legislación que protegiera a los trabajadores y sus familias.
Siguen vigentes los principios de “protección al trabajo, la reglamentación del salario, de las horas de descanso, de los seguros sociales, de la pensión a la vejez, de la creación de las sociedades cooperativas, de los procedimientos de conciliación y arbitraje y de la suprema inspección de todas las leyes relativas al trabajo y previsión social”.
Todos esos principios mantienen su actualidad, porque el capital humano es el principal componente de toda empresa o institución  que se establezca en cualquier país y fue, pensando precisamente en el trabajador y su familia, que se crearon las leyes laborales que nos rigen.
Las buenas relaciones obrero-patronales son esenciales para el desarrollo de cualquier empresa, como lo ha venido demostrando la sociedad costarricense, a través de estos 65 años de existencia del Código de Trabajo que hoy debemos homenajear, como lo hicieron nuestros antepasados, cuando pensaron en una sociedad más justa para todos los costarricenses.