Martes, 19 Enero 2010 18:00

UNA CAMPAÑA PARA TONTOS

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El voto es el acto más sublime, sagrado y decisivo de una democracia, porque es usted, ciudadano o ciudadana, quien tiene directamente en sus manos el poder de decidir quién será la presidenta o el presidente de la República.

Todos entendemos que la campaña electoral, como la que estamos viviendo hasta el 7 de febrero, no es otra cosa que la lucha por el poder, la cual siempre ha sido, es y será, la más vehemente confrontación de cual ha de ser la mejor opción para el país.

Nos extraña, por eso, que se pongan en juego las más recónditas ambiciones y pasiones, y que muchos apelen a la demagogia, el engaño, la exageración y a todo tipo de estrategias para buscar el voto popular.

En una democracia, las campañas electorales deben ser, como han sido en muchos períodos de nuestra historia a pesar de esas características casi inevitables por la misma condición humana, escuelas de civismo y de los valores superiores de nuestra convivencia pacífica, de discusión y diálogo nacional. 

Los partidos y sus candidatos deben exponer con transparencia sus verdaderas ideas, su pensamiento, sus propósitos, para que los costarricenses podamos conocerlos y decidir en la intimidad de nuestras conciencias, quién es el que mejor en propuestas formula para solucionar tanto problema que aqueja a nuestro pueblo.

Lamentablemente, esta campaña como coincide una inmensa mayoría de ciudadanos, ha sido, sin duda, una de las más malas en la presentación de buenas ideas a los votantes.

Ha sido escaso, muy escaso, pero muy escaso el espacio que se ha dejado al raciocinio. Pese a eso, se impondrá, como siempre, la sabiduría y la inteligencia de los costarricenses.