El titulo de este comentario parece más que obvio, sin embargo, cuando revisamos nuestras acciones y realidades, sean estas personales y/o sociales, comprobaríamos con que regularidad e insensatez, nos obstinamos en seguir repitiendo patrones de conducta, que en el pasado, nos han ocasionado todo tipo de problemas o por lo menos, ningún resultado positivo.
Veamos unos cuantos casos para ilustrar lo anteriormente dicho. Muchas veces posponemos el realizar un pago y cuando el tiempo se vence, salimos corriendo, llenos de estrés y angustia, observando el reloj y muy claros en que si no llegamos a tiempo, tendremos que pagar un recargo, a pesar de que hacía meses, sabíamos que había un plazo fijo para atender esa obligación.
Otro ejemplo, es la forma de estudiar que tiene la mayoría de estudiantes, son pocos los que estudian al día sus materias, por lo que cuando llega el tiempo de los exámenes, tienen que hasta trasnochar para cubrir grandes cantidades de materia, lo que se vuelve prácticamente imposible y los resultados son mediocres o aún peor, resultan insuficientes para aprobar los cursos.
Otra realidad muy frecuente de repetir hábitos inadecuados, la encontramos en la gran cantidad de personas que llegan tarde a sus trabajos y/o una cita. Se acuestan tarde, perecean antes de levantarse, se lerdean y/o no cuentan con el congestionamiento en las carreteras. En general se puede decir que, el país carece de una cultura de puntualidad.
Los ejemplos anteriores son situaciones personales que tienen consecuencias igualmente personales o a lo sumo familiares pero existe otra situación que por repetirla un gran número de personas y por tratarse de escoger a quienes les vamos a confiar la administración de la cosa pública, tiene efectos sociales.
Elección tras elección, vamos a las urnas a votar, prácticamente, por los mismos de siempre, aunque se agrupen en diferentes partidos políticos, sus gestiones gubernamentales no son nada diferentes entre sí. Y en realidad, no tendrían por qué serlo, ni debería sorprendernos de que no lo sean pues, por años, los hemos visto ocupar diputaciones, ministerios y/o presidencias ejecutivas y actuar siguiendo la misma línea.
¿Por qué entonces cuando alguno de los que han sido, por años, parte de lo mismo, somete su nombre al electorado como candidato a la Presidencia de la República, vamos a pensar que su gestión va a ser diferente a la de sus antecesores, con quienes, ha trabajado hombro a hombro? Si alguien ha dado su concurso directo a un determinado estilo de gobernar, quiere decir que lo avala y al hacerlo, hace suya esa forma de entender cómo es la gestión pública y cómo debe ser realizada.
Dentro de pocos meses, nuevamente estaremos viviendo otra temprana y probablemente estéril campaña política, para nuestro infortunio pues con seguridad, no oiremos nada que no hayamos oído antes, o sea más de lo mismo pero esto será motivo de otro comentario, por el momento, baste con reiterar el título de este: Si hacemos las mismas opciones, no esperemos resultados diferentes.