Con este original y muy costarricense lema inserto inapelablemente en la cultura nacional e internacionalmente así reconocido, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) está llamando a la ciudadanía para que ejerza uno de sus más importantes derechos políticos: el sufragio. La Constitución Política lo define como deber que se cumple ante las Juntas Receptoras de Votos, y lo contempla en las exclusivas funciones del TSE para vigilar y asegurar su goce y conversión en puestos de elección popular según la voluntad expresada por cada elector.
Con las nuevas reglas de juego de origen legislativo que debutan en los próximos comicios, se formaliza la atribución que ya en la práctica venía desempeñando el TSE, en el sentido de estimular e impulsar condiciones para incrementar las capacidades de la ciudadanía, cuyo empoderamiento se traduzca en más participación política, intervención que en el contexto de la actual campaña electoral se esperaría culmine con el voto activo como manifestación de las preferencias y motivaciones de las y los costarricenses.
Más allá de una definición constitucional, el sufragio en un régimen democrático integra su núcleo y por tanto se debe garantizar, defender y proteger, ya que habilita la elección de representantes, es decir, produce el surgimiento y alternancia constitucional de Gobiernos. En su preparación, las elecciones constituyen un enorme y rico espacio público para el flujo de información y comunicación entre distintos actores sociales, políticos e institucionales, como sucede por ejemplo con los organismos electorales.
Precisamente consciente de su rol y del impacto que implica su ejercicio responsable, el TSE incluye en la organización electoral campañas de publicidad que son consecuencia del valor que le reconoce a la comunicación como proceso social, y herramienta para construir ámbitos de educación ciudadana en el contexto que antecede las elecciones nacionales.
Para una efectiva divulgación de la información electoral y contribuir a la motivación para la participación democrática informada antes y el propio día de las elecciones -compleja tarea que no debería serle ajena a los partidos políticos en contienda- el TSE divisó preliminarmente la construcción e implementación de una campaña publicitaria sobre actualización de domicilio electoral.
Así, recientemente el padrón cerró con 2,822.491 electores -el 42% aproximadamente corresponde a personas jóvenes- y se produjeron 50.452 traslados electorales, hechos que se asocian a la importancia que pudo tener esa campaña, sin que el TSE limitara su comunicación solo a ella porque también visualizó una campaña informativa sobre el proceso de votación y otra motivacional.
Para apoyar esos tres ejes publicitarios se han identificado, según la campaña, elementos gráficos como anuncios urbanos o “mupis”, afiches y “banners”, cortos televisivos, mensajes radiofónicos, construcción de un sitio “WEB”, presencia en redes sociales –por la convicción del TSE de que son importantes espacios de interacción y movilización social y política, y finalmente tatuajes temporales y gratuitos.
La función esperada de cada uno de estos elementos publicitarios y su pauta en medios de comunicación colectiva y en sitios públicos de alto tránsito, permite comprender que se trata de una estrategia que considera los distintos grupos poblacionales que conforman el padrón nacional electoral con énfasis en su mayor público que, según se dijo, son las personas jóvenes.
En su aspecto financiero, el TSE para estas campañas aplicó con austeridad los limitados recursos presupuestarios; su producción total no supera los ¢30.0 millones y la pauta no excederá ¢120 millones para un monto final cercano a los ¢150 millones. Téngase presente que para las elecciones del próximo 7 de febrero la contribución estatal a los gastos de los partidos políticos podría llegar a ser ligeramente superior a los ¢ 17 mil millones (Res. No.4129-E-8-2009 del TSE). Comparativamente, la citada inversión del Tribunal en comunicación publicitaria solo representa el 0.87% de dicha contribución.
No hay duda, como se menciona en uno de las acciones económicamente más modestas de la campaña de motivación, a saber, los tatuajes, cuyo precio unitario no alcanza los 10 colones, VOTAR ES PURA VIDA y el Tribunal Supremo de Elecciones se lo garantiza y facilita.