Gran sorpresa causa la posición de la fracción del Movimiento Libertario de oponerse a que el INS pueda competir regionalmente, aduciendo que eso podría facilitar eventuales actos de corrupción.
Esa potencial amenaza está presente siempre, tanto en las empresas privadas como públicas pero para sancionarla están las leyes y los entes encargados de supervisar la correcta administración de cualquier empresa sea estatal o no. Francamente, Ese argumento es muy débil y si se quiere hasta se enfrenta con el mismo discurso sobre la libertad, base fundamental de la ideología de ese partido político.
No hay duda que el INS está más que capacitado para incursionar en la comercialización de seguros en Centroamérica y hasta en Panamá pues tiene recursos financieros muy importantes y un activo humano con amplia experiencia y muy bien formado. Estas condiciones son básicas para que cualquier empresa sea privada o pública, tenga oportunidad de tener éxito en sus actividades comerciales.
En anteriores comentarios, he criticado la pobre calidad del servicio y la falta de visión comercial que, por años, el INS ha tenido. El abusivo proteccionismo estatal produjo una cultura organizacional cuya orientación nunca buscó la satisfacción de sus clientes y si se piensa dos veces, no había razón para que fuera diferente pues tenían cautiva a la clientela. Sin embargo, desde que el doctor Guillermo Constenla asumió la Presidencia Ejecutiva del INS, se inició un proceso de cambio organizacional pues teniendo todavía el monopolio, parte importante del recurso humano de la institución entendió, que la apertura no es el peligro más serio que tendrán que enfrentar, en el corto plazo. Las amenazas están en la pobre calidad del servicio y las amarras legales que le impiden responder oportunamente a las demandas un mercado cambiante.
La mayor urgencia es crear conciencia en las y los funcionarios que su futuro depende de la satisfacción de los clientes y para lograr este objetivo, se debe brindar un servicio de altísima calidad y ofrecer seguros eficientes y eficaces que respondan a las necesidades integrales del mercado, apoyados por una legislación ágil y visionaria.
Los resultados económicos del INS del año pasado, demuestran que es una institución madura y en capacidad de superar sus malos hábitos de servicio del pasado, propios de una empresa estatal pero además dejaron claro que es posible para una entidad pública, con la administración idónea, tener una gestión exitosa.
El INS tiene importantes fortalezas que la convierten en una empresa muy atractiva para lograr alianzas estratégicas con entidades financieras en Centroamérica, donde ellas ponen sus recursos materiales y humanos y el INS pone su conocimiento del negocio de seguros; con estas alianzas las fortalezas individuales se convierten en fuertes ventajas competitivas, muy difíciles de superar por la competencia venga de donde venga.
Quienes se oponen a que el INS pueda convertirse en una empresa regional, probablemente, lo hacen porque tienen su mirada en el pasado frustrante y no en el futuro prometedor de una empresa estatal adaptada a los signos de los tiempos para que genere ingresos adicionales a la Hacienda Pública pero que también sea un agente garante de una efectiva competencia, que evite la formación de un monopolio u oligopolio privado, tan nefasto para el mercado, como lo ha sido su similar público.
Por eso señoras y señores diputados no le tengan miedo a la libertad y quínteles las amarras al Instituto Nacional de Seguros.