Jueves, 04 Febrero 2010 18:00

Primer domingo de febrero del 2010

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Los costarricenses vivimos en una sociedad compuesta por personas de distinto pensamiento; que abriga diversos ideales y procura hacer realidad diferentes anhelos; pero que está unida siempre por un mismo común denominador: nuestro profundo respeto por la democracia, como único sistema político capaz de armonizar los intereses individuales, y congeniarlos, dentro de nuestras limitaciones, en beneficio del ser humano y la colectividad.

El próximo domingo, primero de este mes de febrero, celebraremos una vez más la mayor de las fiestas democráticas. Será día de elecciones nacionales, y con nuestros votos designaremos a las personas que habrán de gobernarnos, y representarnos durante los próximos cuatro años a partir del próximo mes de mayo.

Con el instrumento democrático de nuestro voto, libre y secreto, ejerceremos un derecho como individuos, y cumpliremos un deber como ciudadanos. Superada la campaña y su bullicio, hemos de quedar solos con nuestros pensamientos y convicciones para tomar nuestras decisiones; cualquiera que aquella sea será la correcta, porque solo en democracia tenemos, además, el derecho de acertar o de equivocarnos en el juicio de nuestra decisión política.

Todos los candidatos y candidatas han mostrado las virtudes y falencias propias de cualquier ser humano sometido al difícil escrutinio público, y sin excepción, han acreditado ante todos los meritos y atestados de su postulación.

Costa Rica, al igual que la mayoría de las democracias, busca de manera afanosa encontrar la mejor de las rutas para poder alcanzar los mismos ideales que inspiraron el pacto fundamental sobre el que los abuelos lograron hacer surgir nuestra identidad nacional.

Vivimos tiempos de grandes definiciones que resultarán trascendentales para nuestro futuro, el de nuestros hijos, y el de nuestro país. Lejos de preocuparnos por esto, debemos sentirnos privilegiados de tener la oportunidad de participar en ellos, pero está en nosotros, y en nadie más, el saber aprovecharlos en la mejor forma posible.

La mesura y la prudencia del labriego que nos caracteriza, en ocasiones hasta llegar a exasperarnos, muchas veces nos han demostrado ser normas de conducta fundamentales para poder alcanzar con éxito los grandes propósitos de nuestro país.

CANARA, y todas las estaciones de radio nacionales a ellas asociadas, se complacen una vez más de haber tenido la oportunidad de participar, y colaborar con el Tribunal Supremo de Elecciones, en la difusión gratuita de sus mensajes, y en la transmisión oportuna de la información electoral a toda la ciudadanía.

Trabajando juntos nuestras diferencias se diluyen. Este es un pueblo con alma de lucha y espíritu emprendedor, que sabe que debe seguir adelante, avanzando de manera firme y honesta, construyendo la Costa Rica que queremos y anhelamos, trabajando con sabiduría, para que al llegar la hora del cambio, seamos todos una sola Costa Rica, y hagamos converger siempre, sin exclusión, los más altos intereses de la patria.