Como es comprensible, la seguridad es un tema de conversación cotidiano para todos los seres humanos y por tratarse de una tarea conjunta entre los ciudadanos y los gobiernos, sin duda, siempre deberá tener un papel relevante para las autoridades de un país.
En los últimos meses un tema de seguridad enfocado en el área informática ha tomado relevancia tanto entre las autoridades de gobierno, como entre los medios de comunicación y las entidades bancarias.
La mayoría de los costarricenses conocemos desde hace un tiempo qué es un fraude informático (Phishing como le llaman los expertos) y algunos ya hasta han sido víctimas de esta nueva técnica de la delincuencia, utilizada para despojarnos del dinero que guardamos y que nos ha costado ganarnos a fuerza de trabajo.
Sin embargo, no debemos perder la perspectiva. Puede resultar sencillo culpar de los fraudes informáticos, a los oferentes del servicio de transferencias electrónicas: los Bancos. Puede resultar práctico, para algunas autoridades decir que todos los usuarios de los servicios bancarios ofrecidos por Internet, simplemente se desafilien y dejen de utilizar los servicios electrónicos. No obstante, no omitamos la realidad.
Cada entidad bancaria que pone a disposición de sus clientes servicios electrónicos cuenta con altas medidas de seguridad y, constantemente las renueva para retribuir con eficiencia la decisión de quienes depositan su dinero y su confianza en cada una de ellas.
Si lamentablemente, los dueños de lo ajeno se valen de engaños y subterfugios para sonsacar las claves de los usuarios y la información personal de los clientes bancarios, no podemos pensar que la responsabilidad es únicamente de las instituciones bancarias y por eso deben ser castigadas con la desafiliación de sus clientes.
Resulta urgente que cada uno de los usuarios de servicios electrónicos tomemos medidas para protegernos, medidas que no son difíciles de aplicar y que nos ayudarán a resguardar nuestro dinero:
Cambiemos la clave de acceso a nuestras cuentas bancarias con una frecuencia mínima de 30 días, inventemos claves que no tengan nada que ver ni con nuestro nombre, ni con el de nuestros familiares, ni siquiera con la mascota que tenemos en casa. Evitemos el uso de fechas importantes como el cumpleaños o el aniversario de bodas. Elaboremos claves que no tengan palabras completas en ningún idioma, pues existen sofisticados programas de ataques electrónicos por diccionario que logran detectar esas palabras. No enviemos por email las claves que inventamos para revisar nuestras cuentas ni nuestra información personal. Evitemos en nuestras claves todos esos datos que pueden ser fáciles de conocer para un delincuente cibernético.
Las entidades bancarias están haciendo lo suyo para garantizarnos más seguridad en las transacciones electrónicas, así que nosotros como usuarios también debemos tomar cartas en el asunto y asumir nuestra responsabilidad.