Si algo, de lo mucho, que hay que reconocerle, sobradamente, al actual gobierno del presidente Arias Sánchez es que irrumpió, con fuerza, en el letargo que nos habían tenido anteriores administraciones. Y eso hay que agradecerlo; sin mezquindades.
No obstante, a medio período, y muy a pesar de lo que sucede en el mundo entero, con la desaceleración económica que golpea duro a los países desarrollados, y del que no escapa – todo lo contrario- países subdesarrollados como el nuestro, el gobierno parece no dejarse vencer y hace hasta lo imposible por cumplir, hasta donde la circunstancias lo permitan, su plan gubernamental.
Para ser justos, el actual gobierno tiene el mérito de haber llevado, sin aflojar, las riendas en el casi perdido asunto del TLC, del que no se hubiera salido adelante si no se lleva con la inteligencia de concertar los votos necesarios de diputados de otros partidos políticos para lograr, al fin de muchos años, la aprobación de aquel tratado y sus 13 leyes de implementación, lo que estuvo en la cola de un venado por culpa de unos pocos que llegaron a “Cuesta de Moras” a entorpecer, con todo tipo de artimañas, que no se aprobara.
Con esa actitud revanchista, también se dio al traste con leyes esenciales, que hoy corren a aprobar, como la de Tránsito, Seguridad Ciudadana, Rescate Financiero, entre otras.
Así, no habiendo podido torcer brazos, en esta época de precampaña electoral, que se inicio como preámbulo al 2009, esos mismos, opositores a todo, y quienes entre zancadillas quisieron que el país quedara en ridículo ante el mundo entero, salen de sus “barricadas” a querer, desesperadamente, lavarse la cara, aparentando, ante la población, “preocupación” sobre asuntos que nunca quisieron atender.
Y es que ahora, de nuevo, necesitan votos y quieren meter gato por liebre pero, si por la víspera se saca el día, esta vez no podrán engañar, tan fácilmente, a este pueblo ante quienes quedaron desenmascarados.
Para sólo citar una de las tantas pifias en que han incurrido estos “opositores a todo”, y que no tiene precedentes, sólo comparable con el más puro estilo populista de López OBRADOR, de México, fue el hecho de que un excandidato, una vez aprobada la última ley de implementación, raudo y veloz se fue a Washington a desautorizar lo que, en su plena soberanía, la Asamblea Legislativa aprobó.
Luego, esos mismos son lo que andan hablando de “imperialismo”, “neoliberalismo” y “capitalismo” cuando ellos hacen exactamente eso: arrojarse de rodillas ante un gobierno extranjero, al que no le interesa que alguien, desautorizado y hasta risible, les muestre su inmadurez, testadurez y desfachatez política, sin medir consecuencias.
Así que, como lo expresaron muy bien los familiares de víctimas en la pasada “Marcha contra la Inseguridad”: En el 2010 los votos serán los que hablen por si solos, contra quienes, oponiéndose a todo, no han permitido, a este gobierno, GOBERNAR.
Lo contrario sería mantener el lamentable estado de inercia que un grupo de diputados y políticos, ávidos de poder, se han especializado, desde hace muchos años. ¡Sería un suicidio colectivo! Y eso debe evitarse, ¡YA!