En este inicio del curso lectivo, parece ser se nos ha borrado el trabajo, el importante trabajo de las maestras de sol a sol.
Son las que hemos de recordar con especial cariño y respeto. Se trata de los educadores unidocentes. Son aquellos que en más de mil sitios de nuestro territorio tienen a su cargo la educación de escolares de diferentes años y con recursos limitados.
Las escuelas unidocentes tienen un doble trabajo, pues el educador se ocupa de todo. Desde la alimentación hasta los aspectos administrativos, desde el orden pedagógico en la enseñanza hasta conversar con los padres de familia sobre las necesidades humanas y espirituales de cada estudiante.
El esfuerzo educativo no puede concentrarse únicamente en las escuelas y colegios numerosos. Hay que colocar atención en los proyectos educativos pequeños, aparentemente modestos, como es la educación unidocente que lleva adelante un trabajo enorme en los diferentes campos de nuestro país. Los educadores unidocentes también forjan como todos, diamantes de sabiduría, en el alma de todo joven.
Precisamente es por ello que desde la radio queremos dar nuestra voz de aliento para esos educadores, ciertamente ante un reto, como son los unidocentes, pero que no se arrugan nunca, pues para ellos esta es una labor fundamental, mejorar el alma nacional aunque los recursos sean escasos.
Pero en la educación no basta alentar. Costa Rica urge que demos cada uno en lo posible una mano al educador.
Muchas veces ocurre que podemos ofrecer ayuda, colaboración o al menos reparar una necesidad del centro educativo en donde hemos recibimos lecciones en nuestra vida y pasamos de largo.
Me parece que esta es una novedosa vertiende de la educación la de apoyar al educador y al procesos educativos desde la perspectiva de los ciudadanos. Esto se concreta mucho en la escuela unidocente que debe ser un punto de apoyo importante a fin de que estas escuelas salgan de los problemas de falta de recursos pedagógicos y físicos.
Una maestra docente de Puntarenas me comento hace unos dias, una frase interesante, al preguntarle: ¿cuál era el momento más feliz de un educador? Ella respondió sin duda: El milagro, la alegría educativa se produce en el momento en que el niño ya puede leer por su cuenta. Esto requiere tiempo y esfuerzo pero es el primer paso.
Y es por ello que la educación puede avanzar si tiene el apoyo solidario de padres de familia, de la propia comunidad a fin de lograr la capacidad necesaria para resolver los pequeños o grandes problemas que a diario da la vida educativa.
No sin esfuerzo se hace todo trabajo educativo y es por ello que desde la radio estamos conciente del trabajo fundamental, que funde las bases de la democracia, que hacen todo educadores unidocentes esforzado.