Lunes, 26 Enero 2009 18:00

LOS ´BEBES´ REBELDES DEL PANI

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Hace unos días sucedió lo predecible: menores de edad de un albergue del PANI, en Alajuela, causan graves daños al edificio donde permanecen pues, insisto, seguramente creyeron que como son menores de edad, “bebes”, no se les castigaría.

¡FALSO! Los tiempos han cambiado y las leyes, oportunamente, también. Ya la época en que existía el cándido JUZGADO TUTELAR DE MENORES y que, si acaso, la jueza sólo los “regañaba” por “mal portados”, les daba un dulce y los mandaba a sus casas ya no existe, para bien de la sociedad.

Incluso dato no tan curioso, sino representativo de cómo se abordaba la materia penal juvenil, la primera jueza del país, lo fue en ese recién creado juzgado y así hubo varias titulares, siempre mujeres, seguramente por la idea de mantener ese “halo maternal” que la materia implica, lo que, además de sexista y misógino es totalmente aberrante el tratamiento que se le ha dado a estos asuntos.

La antigua Ley Tutelar de Menores fue derogada por la Ley de Justicia Penal Juvenil y aunque ésta aún mantiene enormes vacíos ante este fenómeno sico-social, muy diferente de hace 30 años, es un instrumento desaprovechado por las autoridades judiciales y administrativas, sin considerar un presente cada vez más violento.

Esta nueva ley tuvo y tiene sus detractores, a la que califican de “odiosa” pues “adultiza” la justicia de los “chiquitos”, ¡contraproducente en dicha edad “infantil”!, que establece entre los 12 y 18 años.

Nada más alejado de lo REAL: lo cierto es que las edades de los 12 a los 15 años y de estos a los 18 años, como estándares sicológicos aplicados en la ley para determinar posibles  “medidas” en caso de menores infractores, en el actualidad está desfasada, según lo demuestran los hechos que vemos todos los días, dentro y fuera del hogar.

Un elemento esencial en la nueva perspectiva es el dramático cambio de la familia en su “dinámica” y sus valores. La autoridad familiar se ha  trocado y en muchos casos ha desaparecido pues el concepto de familia ya no es el mismo de hace años. Y ello también se refleja en escuelas, colegios y universidades.

No es necesario ser un experto para ver, de frente y a todo color, que los padres, educadores y todas las figuras que hacían labores educativas y fomentaban valores han perdido protagonismo, tanto por su cambio del rol social como porque los órganos estatales le han minado autoridad que hoy muchos reclaman pero nadie se atreve a ejercer so pena de ser demandado por violar los principios “protectores de la niñez”, cuando en realidad lo que se ha hecho es revertir valores, esenciales en la armonía social.

Los actos de vandalismo y en general la delincuencia en gran escala de “chiquitos”, jóvenes en esas edades, en colegios, la casa y albergues o en la misma calle, hacen llamar a aplicar, efectivamente, la Ley de Justicia Penal Juvenil que se ha desaprovechado, como las  “medidas” que prevé entre el TRABAJO COMUNAL y la PRISIÓN, según el caso.

Las medidas correctivas para evitar que esos mismos jóvenes que hoy destruyen el albergue que les da cobijo y enfrentarse, como verdaderos pandilleros a las autoridades de policía y administrativas, sepan que existen reglas que deben respetarse. ¡No es posible que sigan creyendo, tanto éstos como sus padres y educadores, que ser menores de 18 años les da licencia hasta para matar!