Martes, 20 Enero 2009 18:00

Entre el neoliberalismo y el neosocialismo

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Oyendo y leyendo las diferentes posiciones de algunos de los representantes del neoliberalismo y del neosocialismo, sobre las posibles causas que expliquen lo sucedido en relación a algún hecho financiero, económico o político nacional o mundial, he descubierto que en la mayoría de las veces, ambos sectores tienen el mismo denominador común: El usar un hecho coyuntural para descalificar la posición ideológica del adversario. Esta forma de exponer pero sobretodo defender ideologías, es muy poca creativa, a la hora de propiciar un debate inteligente y proactivo, que logre un diagnóstico integral que oriente efectivamente el ubicar las alternativas más viables ante un hecho dado.

Ese debate pobrísimo en sí mismo, además evidencia ser absolutamente reactivo y falaz, donde el foco de atención se desvía del interés primordial que es diagnosticar eficazmente las casusas de un determinado fenómeno socioeconómico y político, para quedarse en la insuficiente e innecesaria demostración de cuál ideología es falsa. Pareciera que lo único importante, en realidad, es demostrar que mi adversario está equivocado y, por ley transitiva, entonces queda demostrado que yo tengo la razón.

Cuando se desintegró la Unión Soviética y con ella los demás países del Pacto de Varsovia, los llamados neoliberales se congratulaban mutuamente y le decían al mundo: Ven como teníamos la razón, el Comunismo es un sistema inviable y el tiempo nos ha dado la razón, lo único que realmente funciona es el liberalismo económico.

Pero ahora con la crisis financiera iniciada en Estados Unidos, la economía insignia del neoliberalismo, la diosa fortuna le sonríe a los llamados neosocialistas y estos la emprenden contra los pilares que sostiene al Capitalismo y se dan el gran gusto atacando a sus anchas, a la teoría de mercados, a las leyes de la oferta y la demanda y al no intervencionismo estatal en el accionar de la economía.

Las anteriores actitudes, tanto de neoliberales como de neosocialistas, no eran ni son ni más, ni menos que el efecto de las vanidades de esas personas que así actúan, haciendo gala de sus mejores destrezas intelectuales e ideológicas pero ignorantes de que sus razones son parcializadas y, por lo tanto, insuficientes, para mejorar las condiciones de vida de las personas.

No habrán contribuido a hacer a este mundo uno mejor, con procesos económicos sustentables, impulsores de riqueza sostenible y de una sociedad socialmente mucho más inclusiva y solidaria, donde la dignidad humana no sea sacrificada al quitarle a la gente la libertad de expresar el pensamiento sin temor alguno a represalias.

Si algo enseña esta guerra de palabras y argumentos ideológicos entre neoliberales y neosocialistas, es que ninguno de los dos bandos posee todas las respuestas que lleven a la verdad buscada para crear ese anhelado mejor, justo y hermanado mundo. El problema no está en lo que cada quien tenga que decir, sino en el no querer escuchar con respeto y atención lo que también otros tengan que decir.

Sin embargo, cada vez son más las personas que entienden que las soluciones a las grandes amenazas y mayores retos que enfrenta la humanidad, serán producto de una convergencia de un pensamiento pluralista, donde las diferencias que separan sean dejadas de lado aunque no ignoradas, para enfocarse en las semejanzas que acercan, para así juntos dar con la clave para acabar con tanta pobreza, injusticia, desigualdad de oportunidades, con la violencia entre las personas y contra la Naturaleza. Porque solo juntos, neoliberales, neosocialistas y quienes no pensamos como ellos, podremos construir un mejor futuro social y personal.