Todos los años, lo mismo: emergencias por los torrenciales aguaceros que dejan pérdidas, a veces irreparables como es la vida de personas o que arrastran caseríos completos, con destrozos de todo lo que se ponga en su camino.
El problema de las inundaciones, principalmente, que hace indispensable la existencia de la “Comisión Nacional de Emergencias” (CNE) podría tener varias causas pero hay algunas específicas que se deben recalcar pues son previsibles y se le debe poner toda la atención requerida.
La primera es la incultura del tico de botar todo tipo de desecho en cualquier lugar y entre ellos, los causes de ríos, acequias y afluentes que abundan en nuestro país pero que en lugar de servirnos debidamente de ellos, las convertimos en basureros y cloacas a cielo abierto, sin considerar no sólo el daño al medio ambiente, en que se ubica al ser humano como principal actor, sin que éste tome conciencia de que sus actos irresponsables, al ensuciar el entorno, se le devolverá, en cualquier momento.
Se suma a lo anterior, la irresponsabilidad, rayana en delictiva, de algunos vecinos a estos causes de “apropiarse” de parte de éstos, construyendo tapias, puentes y hasta casas o habitaciones sobre ellas, con lo que “ahogan” el caudal natural que debe pasar por el mismo. Ejemplo de ello son los cantones en que el año pasado se salieron de las quebradas que los cruzan y que ameritó la demolición de estructuras que sofocaban las acequias y la hacían desbordarse hacia la población.
Otra posible causa del desborde de las aguas es la ineficiencia de los municipios de no hacer lo que las personas responsables y precavidas hacen en sus casas, por ejemplo al limpiar las canoas: Las Municipalidades en época de sequía debe hacer las revisiones de las cuencas que existen en sus cantones y actuar a tiempo, limpiando, desalojando y ampliando, si fuera necesario, los causes pues hacerlo después, además de costar muy caro a todos los costarricenses, produce los lamentables resultados señalados antes.
Costa Rica, a Dios gracias, está llena de ríos y demás cuencas que le valieron hace años la fama por su exuberante ecosistema, el que ha venido a menos, en la misma proporción, en que se da la alerta roja en todo el planeta con el calentamiento y los fenómenos climáticos del “niño” y la “niña”, por demás científicamente comprobados, causantes de los desastres en muchos puntos del mundo.
Costa Rica no es inmune a esos eventos y si a eso se le suma el haber convertido en un gran basurero sus ríos y demás afluentes, por pequeños que sean, en pocos años, no habrá maquinaria e ingenio humano que sirva para combatirlos y se estará a las puertas de una catástrofe sin precedentes que sólo sumará más calamidades a toda población.
¡Por ello es mejor tener presente que en guerra avisada no muere soldado…..!