Es en agosto del año 2004 fue firmado el TLC luego de un larguísimo proceso, cuya génesis se remonta a 1992, cuando los gobiernos de Centroamérica lo propusieron al de Estados Unidos.
Entre esta fecha y el 2004, que suman 13 años, y con la aprobación, este 11 de noviembre, de la última ley de implementación, pasando por el referendo del 2007, cuando el pueblo se manifestó, mayoritariamente, por su aprobación, han pasado 18 años. Así como lo oye: ¡18 años desde que se “ideó” el TLC!
Por ello, no es de extrañar que Costa Rica, con todo y sus buenos índices de desarrollo humano, y un respaldo histórico “diferenciador” con los demás países del área mas allá de su independencia, no haya salido del subdesarrollo, al igual que los demás países vecinos, aunque éstos, paradójicamente, aprobaron aquel “instrumento”, expeditamente, hace 2 años.
Por su parte, el Congreso de Panamá, hoy el país más desarrollado de America Central, en sólo 15 días aprobó el TLC que habían firmado con Estados Unidos. ¡Que diferencia! ¡Quince días en Panamá a cuatro años aquí, en la Costa Rica “del no a todo”…Y ello si se cuenta desde que el Tratado fue firmado, porque si se hacen “otras” cuentas, como se señaló arriba, abría más tiempo, un largo tiempo, que se malgastó en estériles discusiones.
Ahora bien, cuando por fin está por entrar a regir el TLC este año, con asombro electoral musitan, los de siempre, los mismos, quienes durante todo este larguísimo vía crucis sólo obstaculizaron con todo tipo de maniobras, so pretextos “patrioteros”, diciendo que a esta la última ley, que contó con el aval de la Sala Constitucional,¡ya no se le opondrían!, para su aprobación definitiva.
¡Vaya descaro! ¡Sumir al país en el más lento suplicio para aprobar, a cuenta gotas, 12 leyes de implementación de un Tratado, que, hace más de un año, la mayoría de costarricenses dio luz verde por medio de un referendo, para venir con semejante “salida”! NO TIENEN JUSTIFICACIÓN y es ese mismo pueblo el que se los recordará, en su momento.
En conclusión, 4 años, desgastantes para todos, para que esa minoría, autollamada “patriota”, y que no reparó en daños, de todo tipo al país, vengan ahora, con tal ironía.
Y lo peor: “Los patriotas” amenazan con llevar a más de los suyos a la Asamblea Legislativa, en las elecciones del 2010, según lo decidieron semana atrás. ¿Será posible que, de nuevo, por otros largos 4 años, haya más “obstruccionismo” como lo ha habido con el tema del TLC, por culpa del cual temas de interés nacional, como el de Seguridad Ciudadana, entre otros, se han pospuesto, sólo porque una minoría legislativa hizo de la oposición “a todo” su modus operandi.
Entendiendo el sufrimiento del padre de las jóvenes víctimas de “los sicópatas” de Escazú no extraña que éste haya manifestado, el pasado 29 de octubre, en el Diario Al Día: “A los diputados les digo que no se preocupen tanto por las lapas, sino por desentrabar la Asamblea que los del PAC tienen secuestrada” (sic).
¿Llevará el dolor tanta razón? O como tituló, el Dr. Gutiérrez, un artículo suyo para La Nación: “Algo sigue podrido en Costa Rica”.
Hay una lección en este calvario en el que se llevó a su fin el TLC y que, sin duda, debería ser muy bien aprendida por todos para no tropezar, de nuevo, con las mismas piedras.