Hace unas semanas, conversando con unos colegas, me externaban “que las humanidades son obsoletas y acercarse a ellas es pérdida de tiempo. No siendo rentables, el tiempo que se les dedica es un despilfarro”.
No me sorprendí por el comentario, pues esta actitud no es del todo nueva ya que este es un estereotipo muy común, como nos lo ha mostrado, precisamente, una rama de las humanidades, la historia.
No obstante, desde mi óptica de profesor de Humanidades, y desde mi percepción como estudiante que fui, teniendo en cuenta que disfruté al máximo estas clases y lo sigo haciendo ahora cuando les facilito este conocimiento a mis estudiantes, creo que, en este mundo caracterizado por la globalización cultural y económica, y en donde se tiende, cada vez más, a clonar en la mediocridad a los humanos, urge que las Humanidades recobren un sitial de trascendencia.
Recordemos que las humanidades están integradas por aquellas ramas del conocimiento, incluyendo el sensible, que más íntimamente se relacionan con los humanos.
Digo esto en el sentido de que las humanidades comprenden el saber acerca de lo que hemos sido, es decir, la historia. Abarcan, asimismo, lo que los grandes ingenios han concebido sobre una inmensa gama de comportamientos humanos, es decir, la creación literaria. Pertenece también a las humanidades las concepciones del mundo, los mitos y las leyendas, así como las creaciones de los filósofos quienes se han planteado las grandes cuestiones en torno a los enigmas de nuestro ser.
Tampoco son ajenas a las humanidades las discusiones acerca del lenguaje, ni las que han llevado al establecimiento de ordenamientos jurídicos dirigidos a hacer posible la coexistencia de las personas y las naciones. Y, por supuesto, que se sitúa en el universo de las humanidades el gran conjunto de las artes, creaciones en las que el espíritu humano se manifiesta plásticamente en la pintura, la escultura y a través de la arquitectura, la música y el baile.
Entonces, ¿acaso nuestro planeta no está relacionado, constantemente, con este tipo de manifestaciones las cuales revelan el sentido humano de cuanto concierne a hombres y mujeres en sus vidas?
Reflexionemos un poco siquiera sobre lo que pueden significar las humanidades en nuestras vidas. ¿Acaso es igual viajar conociendo al menos un poco de la historia del lugar que se visita, que acercarse a él sin tener noticias de lo que se contempla? Y, para los que gobiernan, ¿importa o no que estén enterados de lo que ha sido el pasado de las gentes a las que rigen?
Definitivamente, los más grandes ideales concebidos por mujeres y hombres, a lo largo de los siglos, hunden sus raíces en el pensamiento humanista.
Por eso debemos plantearnos si queremos ser de los que, en nuestro presente, se empeñan en cerrar caminos humanistas los cuales llevan nada menos que a disfrutar, en plenitud, cuanto puede enriquecer lo más noble de la sociedad, o, de aquellos quienes procurando la importancia de las Humanidades, buscamos sentimos, y queremos ser, cada día más humanos…