Cuando el Papa Pío IX erigió la diócesis de San José, de Costa Rica, le nombró su primer Obispo, asumiendo el cargo el 2 de febrero de 1852, creando a la vez el Venerable Cabildo Catedralicio.
Bajo su obispado se funda el Seminario mayor para la preparación y formación de sacerdotes.
Durante la Campaña Nacional contra los filibusteros norteamericanos asume un papel patriótico, convocando a las gentes a sumarse a la campaña, apoyando al gobierno y llamando a luchar contra el bárbaro invasor.
La Asamblea Legislativa en 1950 le declaró Benemérito de la Patria.