Fuentes de vitamina E son: aceites vegetales como el de oliva, de maíz y de soya, la margarina, las nueces y semillas y los vegetales de hojas verdes.
Y cerramos con la vitamina K, la cual es necesaria para la coagulación de la sangre, lo que ayuda a que las heridas sanen adecuadamente. Si no se tiene suficiente, puede que la persona sangre mucho. Además, la vitamina K contribuye con el mantenimiento del tejido óseo y los tejidos corporales.
Los vegetales de hojas verdes como el brócoli y la espinaca, los cereales y los aceites vegetales son ricos en vitamina K.
Las bacterias que se encuentran en el intestino también producen cantidades pequeñas de cierto tipo de vitamina K.
De esta manera llegamos al final de esta serie dedicada a las vitaminas y las propiedades de cada una de ellas.
Ahora, a alimentarse adecuadamente.
Sigamos hablando de las vitaminas en el capítulo final de nuestra serie sobre este tema.
La vitamina E, que es un antioxidante importante en la realización de los procesos metabólicos y en el fortalecimiento del sistema inmunológico. También protege las membranas de las células y ayuda a que la piel y los ojos se mantengan en buen estado.
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