Esta forma de querer ser feliz es angustiosa, conlleva mucha frustración, ya que los deseos son como un pozo sin fondo. Si deseamos lo material, lo usamos y se acaba. Y sobre las otras personas no podemos obligarlos a ser parte de nuestro plan de felicidad.
Una manera más sana de concebir la felicidad es teniendo paz interior bajo una actitud de permanente agradecimiento ante todo lo que tenemos frente a los ojos. Lo que es bello y gratis. Un amanecer, el aroma a flores en el campo. El canto de los pájaros. La lluvia alimentando tierra, mar y ríos. La grandeza de las montañas. Hasta el caminito de las hormigas rumbo a su hormiguero para cumplir a la perfección su trabajo en equipo.
Hay tantas cosas en el universo mágicas y ejemplares, llenas de sabiduría. Hacer un alto, respirar profundo y dejarse llevar sería suficiente para llenarse de toda la felicidad existente.
Bien nos lo enseña el gran Maestro KahlilGibrán; “Dios te ha concedido un espíritu con alas, para que surques el espacioso firmamento del Amor y de la Libertad. ¿No es, por tanto, una pena que te arranques las alas con tus propias manos y tenga después tu alma que arrastrarse como un insecto sobre la tierra? Alma mía, vivir es como el corcel de la noche; cuanto más rápida sea su carrera, más pronto llegará el alba”.
Como siempre agradecemos a María Ester Flores por esta colaboración que compartimos con nuestros oyentes.