Aunque el cáncer de seno sigue provocando muertes en el país y en el resto del mundo, muchas mujeres se resisten a realizarse el autoexamen, una forma sencilla, pero efectiva para detectar anormalidades.
Al lado del autoexamen, que debería ser mensual, está la mamografía, una especie de radiografía que se realiza de las glándulas mamarias, que sirve para detectar algunas otras anormalidades que posiblemente al tacto no sean identificables.
De acuerdo a los especialistas la mamografía debería de practicarse una vez al año.
Recientemente se realizó el estudio más amplio que se ha hecho sobre el impacto de las mamografías, impulsado por la revista especializada Radiology.
El mismo muestra que estos exámenes logran una "reducción significativa" en el número de muertes por cáncer de mama.
Así es, la investigación, que siguió a más de 130 mil mujeres durante cerca de 30 años, revela que entre las participantes que fueron sometidas a mamografías regulares murieron 30 por ciento menos mujeres por causa de la enfermedad, que entre aquellas que no recibieron el análisis.
Estos números mejoran si el examen se realiza, como lo comentamos anteriormente, año con año.
Los encargados del estudio llevaron a cabo un registro de 133.065 mujeres de entre 40 y 74 años en Suecia, que fueron divididas en dos grupos.
El primer grupo recibió una invitación para someterse a mamografías y el segundo fue sometido a los chequeos normales de salud.
Entre las mujeres del primer grupo, aquellas de entre 40 y 49 años fueron sometidas a mamografías cada 24 meses y aquellas de entre 50 y 74 años cada 33 meses, durante un período de siete años en promedio.
Al final de este lapso hubo 30 por ciento menos muertes por cáncer de mama entre las mujeres del primer grupo que entre aquellas no sometidas a radiografías.
Casi tres décadas después de que se iniciara el estudio, los científicos revisaron los registros originales y los de seguimiento para calcular el efecto de largo plazo de los análisis de mamografía en la mortalidad por cáncer de mama.
Nuevamente, los resultados fueron similares a los del ensayo original, con menos muertes entre las que tuvieron mamografías.
Esta información puede servir para que nuestras autoridades de salud también comprendan la importancia de agilizar los exámenes de este tipo en todo el país, que como se demuestra, pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte de una paciente.
Aunque el cáncer de seno sigue provocando muertes en el país y en el resto del mundo, muchas mujeres se resisten a realizarse el autoexamen, una forma sencilla, pero efectiva para detectar anormalidades.
Al lado del autoexamen, que debería ser mensual, está la mamografía, una especie de radiografía que se realiza de las glándulas mamarias, que sirve para detectar algunas otras anormalidades que posiblemente al tacto no sean identificables.
De acuerdo a los especialistas la mamografía debería de practicarse una vez al año.
Recientemente se realizó el estudio más amplio que se ha hecho sobre el impacto de las mamografías, impulsado por la revista especializada Radiology.
El mismo muestra que estos exámenes logran una "reducción significativa" en el número de muertes por cáncer de mama.
Así es, la investigación, que siguió a más de 130 mil mujeres durante cerca de 30 años, revela que entre las participantes que fueron sometidas a mamografías regulares murieron 30 por ciento menos mujeres por causa de la enfermedad, que entre aquellas que no recibieron el análisis.
Estos números mejoran si el examen se realiza, como lo comentamos anteriormente, año con año.
Los encargados del estudio llevaron a cabo un registro de 133.065 mujeres de entre 40 y 74 años en Suecia, que fueron divididas en dos grupos.
El primer grupo recibió una invitación para someterse a mamografías y el segundo fue sometido a los chequeos normales de salud.
Entre las mujeres del primer grupo, aquellas de entre 40 y 49 años fueron sometidas a mamografías cada 24 meses y aquellas de entre 50 y 74 años cada 33 meses, durante un período de siete años en promedio.
Al final de este lapso hubo 30 por ciento menos muertes por cáncer de mama entre las mujeres del primer grupo que entre aquellas no sometidas a radiografías.
Casi tres décadas después de que se iniciara el estudio, los científicos revisaron los registros originales y los de seguimiento para calcular el efecto de largo plazo de los análisis de mamografía en la mortalidad por cáncer de mama.
Nuevamente, los resultados fueron similares a los del ensayo original, con menos muertes entre las que tuvieron mamografías.
Esta información puede servir para que nuestras autoridades de salud también comprendan la importancia de agilizar los exámenes de este tipo en todo el país, que como se demuestra, pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte de una paciente.