Sábado, 20 Agosto 2011 06:19

LOS OSITOS DE PELUCHE 2

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Hoy continuamos con la segunda parte de la historia de los primeros  ositos de peluche.
Quedamos cuando Richard Steiff, guardaba su nuevo invento en una caja, en la Feria del Juguete de Leipzig, cuando un comerciante de Borgfeldt en Nueva York se topa la escena.
Así es, Justo cuando Richard Steiff está amartillando la última caja se acerca a él y le pregunta qué hay dentro. Al ver los ositos, el comerciante, de nombre Hermann Berg queda encantado y en ese momento encarga 3.000 ositos, un pedido enorme para aquellos tiempos.
De hecho, el taller de Steiff no era lo suficientemente grande y tuvo que construir una nueva fábrica. Se sabe que se diseñaron plantillas de aquellos ositos pero ninguno se ha conservado.
"El envío fue hecho definitivamente", dice  Leyla Maniera, experta en ositos de peluche.
"Los archivos tienen copias del pedido, y sabemos que fueron empaquetados y enviados, pero desafortunadamente no sabemos por qué desaparecieron los 3.000 ositos".
Entonces, ¿es veraz la hipótesis de que estos se perdieron en el mar?
Gunther Pfieffer, autor de cuatro libros sobre los ositos de Steiff no lo cree.
"El misterio surgió en 1953, el año del 50 aniversario del primer osito de peluche. Un empleado ingenioso de un departamento de marketing escribía un libro para una pequeña feria y fue él quien sugirió por primera vez la historia". "Así que creo que fue una buena idea de marketing, pero nada más". Dice el investigador
Entonces, existen pruebas de que fueron enviados. ¿Pero por qué nunca ha aparecido alguno en alguna cochera o en una casa de subastas?
Pues no. Algunos culpan a la forma en que fueron elaborados. Sus brazos, piernas y cabeza estaban unidas al tronco con cuerdas así que se rompían fácilmente y existe una hipótesis de que los osos simplemente no sobrevivieron al viaje.
Los amantes de los ositos de peluche pueden comprar una réplica del primer oso de peluche creado, por internet en 654 dólares, pero uno original sería un verdadero sueño para un coleccionista.
A revisar sus osos de peluche, aunque no me imagino decirle a mi hija que se lo voy a quitar para venderlo…
Hoy continuamos con la segunda parte de la historia de los primeros  ositos de peluche.
Quedamos cuando Richard Steiff, guardaba su nuevo invento en una caja, en la Feria del Juguete de Leipzig, cuando un comerciante de Borgfeldt en Nueva York se topa la escena.
Así es, Justo cuando Richard Steiff está amartillando la última caja se acerca a él y le pregunta qué hay dentro. Al ver los ositos, el comerciante, de nombre Hermann Berg queda encantado y en ese momento encarga 3.000 ositos, un pedido enorme para aquellos tiempos.
De hecho, el taller de Steiff no era lo suficientemente grande y tuvo que construir una nueva fábrica. Se sabe que se diseñaron plantillas de aquellos ositos pero ninguno se ha conservado.
"El envío fue hecho definitivamente", dice  Leyla Maniera, experta en ositos de peluche.
"Los archivos tienen copias del pedido, y sabemos que fueron empaquetados y enviados, pero desafortunadamente no sabemos por qué desaparecieron los 3.000 ositos".
Entonces, ¿es veraz la hipótesis de que estos se perdieron en el mar?
Gunther Pfieffer, autor de cuatro libros sobre los ositos de Steiff no lo cree.
"El misterio surgió en 1953, el año del 50 aniversario del primer osito de peluche. Un empleado ingenioso de un departamento de marketing escribía un libro para una pequeña feria y fue él quien sugirió por primera vez la historia". "Así que creo que fue una buena idea de marketing, pero nada más". Dice el investigador
Entonces, existen pruebas de que fueron enviados. ¿Pero por qué nunca ha aparecido alguno en alguna cochera o en una casa de subastas?
Pues no. Algunos culpan a la forma en que fueron elaborados. Sus brazos, piernas y cabeza estaban unidas al tronco con cuerdas así que se rompían fácilmente y existe una hipótesis de que los osos simplemente no sobrevivieron al viaje.
Los amantes de los ositos de peluche pueden comprar una réplica del primer oso de peluche creado, por internet en 654 dólares, pero uno original sería un verdadero sueño para un coleccionista.
A revisar sus osos de peluche, aunque no me imagino decirle a mi hija que se lo voy a quitar para venderlo…
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